No importa hacia dónde mires, el activismo ambiental indígena se mantiene en las zonas más importantes de todo el mundo. Alrededor de 37 millones de personas, en 5 mil tribus del planeta y más de 90 países distintos se levantan para defender con su propia vida las reservas naturales donde han vivido por generaciones.
Más allá de ser guardianes de la naturaleza, estas comunidades observan su entorno como un hábitat conectado a gran escala. En él, los habitantes tienen permitido sembrar y cosechar, siempre y cuando los beneficios de la tierra sean devueltos a ella.
Este valioso conocimiento se ha extendido por varias generaciones. El cuidado por el medioambiente que practican estos pueblos resalta la conexión profunda, respetuosa y de cooperación mutua que el resto no ha sabido apreciar.
Debemos darnos cuenta de que la naturaleza forma parte de la supervivencia de todos, no sólo de estas tribus. Sin embargo, estos grupos se han levantado como un ejemplo de activismo ambiental por el cual todos debemos luchar.
Un activismo ambiental indígena ¿o de todos?
Mientras el resto de la sociedad despierta ante la urgencia de defender los recursos de la naturaleza, los activistas ambientales indígenas ponen en riesgo su vida. El informe de enero de 2020 de Front Line Defenders aseguró que 304 activistas fueron asesinados en todo el mundo en 2019.
Los gobiernos siguen aumentando su ímpetu cuando se trata de despojar a estas comunidades de las tierras. El interés en el impulso de la agricultura, minería, deforestación y más actividades comerciales amenaza la estabilidad de los ecosistemas. Los continuos genocidios que se esconden bajo los discursos de participación económica por parte de las comunidades indígenas tan sólo denuncian la explotación masiva de los hábitats protegidos y un despojo arbitrario.
El activismo ambiental indígena ahora se ha teñido de violentas batallas por preservar lo que queda de los recursos. Sin embargo, cada recuento de las víctimas es necesario para denunciar la violencia vinculada a las ambiciones y políticas gubernamentales, así como el crecimiento de la delincuencia organizada.
En países como México el activismo ambiental indígena se enfrenta a batallas más difíciles cada día. Las comunidades indígenas, las cuales protegen y habitan el 50% del territorio mexicano y sus recursos, han perdido a grandes defensores de la naturaleza en lo que va del sexenio actual.
Estos lamentables recuentos son los que queremos evitar a través de la difusión de la importancia del activismo ambiental indígena. Así como estas personas comprenden la relevancia de defender la tierra, también es nuestra responsabilidad hacerlo. Aprendamos de ellos, hagamos su conocimiento nuestro y evitemos el colapso del medioambiente.
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