Durante años, las instituciones internacionales han designado fechas del calendario para recordarnos lo importante que es pensar y actuar respecto a ciertos temas. Siguiendo las costumbres, el 5 de junio se conmemora el Día Mundial del Medioambiente y un séquito de reuniones gubernamentales no se hará esperar para cumplir con los protocolos de este día.
No obstante, esto debería significar algo completamente distinto. Hemos pasado bastante tiempo contemplando los riesgos, lo que deberíamos hacer y lo que pasaría si no lo hacemos. Desde la Conferencia de Estocolmo en 1972 donde se habló sobre medioambiente y se proclamaba este importante día, las cosas han cambiado muy poco.
La sociedad llega al Día Mundial del Medioambiente en 2020 con un escenario desolador para el planeta. Ya no se trata sólo de protegerlo, sino de tomar la última oportunidad que nos queda para garantizar nuestra supervivencia.
Cada año pensamos que tenemos tiempo para actuar, para revertir el daño, para evitar el colapso, pero ese tiempo se ha acabado. Ahora, vivimos el deterioro del planeta y es aquí donde nos preguntamos exactamente qué es y para qué sirve un día como este.
En esencia, el Día Mundial del Medioambiente es una convocatoria para repensar y actuar con respecto a nuestro rol en la Tierra. En pocas palabras, el objetivo es sensibilizarnos en torno a temas ambientales, generar acciones en pro del cambio y futuro del planeta. Pero esto ya lo hemos escuchado varias veces, entonces ¿qué nos falta para actuar?
Algunos piensan que nuevos líderes políticos, otros creen que un cambio por parte de las empresas y unos cuantos hablan de una evolución de conciencia. Para nosotros es un poco de todo, pero todo empieza desde nosotros mismos. Cuando apelamos a la evolución de nuestra conciencia comenzamos a actuar responsablemente y somos capaces de elegir mejores representantes, de consumir con responsabilidad, de exigir cambios en nuestro entorno, etcétera.
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Por un Día Mundial del Medioambiente hacia la biodiversidad
El Día Mundial del Medioambiente es, a gran escala, una visión de nosotros mismos en la Tierra. Lo que hoy presenciamos son los vestigios de las acciones de la humanidad y no necesitamos que alguien nos diga que debemos poner atención para evitar vivir estas duras consecuencias.
El año 2020 ha sido un periodo complejo para el mundo entero. El tema de este año es la biodiversidad, pero si creías que esto no tiene nada que ver con lo que estamos viviendo, prepárate para descubrir las conexiones de la vida.
El planeta, los animales, las plantas, los seres humanos, los insectos, los organismos, todos están intrínsecamente conectados a niveles que nos es imposible admirar a simple vista. Hay diferencias físicas entre todos nosotros, pero hay algo que nos conecta en más de un sentido.
La biodiversidad es tan necesaria para la supervivencia de un ser como lo es para el equilibrio del planeta. De forma individual, cada organismo contribuye a crear una cadena masiva de vida y constante evolución. Posiblemente, el ser humano no estaría hoy aquí si no fuera por un pequeño organismo que creció gracias al trabajo de millones de células.
Esto es exactamente la biodiversidad, una línea de continuación y preservación entre el pasado y el presente para crear el futuro. Pero, ¿qué pasaría si agotamos el presente? Este año ha traído ante nosotros eventos catastróficos como incendios forestales, pandemias y climas extremos.
Lo que se creía que era un conjunto de enormes casualidades, se comprende ahora como una serie de consecuencias de la matanza de la biodiversidad. Millones de especies en la Tierra han desaparecido, hábitats enteros han sido explotados y el equilibrio natural se ha visto mermado.
La importante base de toda la vida en el planeta está siendo arrasada. Las actividades humanas guían la pérdida de extensiones inmensas y muy importantes de tierra que dictan el equilibrio de la supervivencia de las especies y de nosotros mismos. Cada vez más animales son capturados para consumo humano, elevando los riesgos de desatar enfermedades como la covid-19. La depredación de la naturaleza nos ha cegado e ignoramos los posibles riesgos que enfrentan tanto humanos como animales.
Hemos permitido que se avance hacia el consumo y agotamiento de recursos que no nos son indispensables por el simple hecho de ganar más poder económico y político. Lejos de beneficiar nuestra evolución, nos estamos poniendo el pie en el camino hacia la supervivencia.
Poco a poco seguimos avanzando hacia un punto en el que nos será imposible volver atrás sin grandes consecuencias. Creemos que el ser humano saldrá victorioso de todo lo que está provocando y, posiblemente, no será así.
No hay tiempo para detenernos ni un segundo más a evaluar las posibilidades. Nuestra única opción es detener la depredación ambiental, proteger la biodiversidad, resguardar el equilibrio de la cadena que nos da vida y entonces sí, celebrar un Día Mundial del Medioambiente.
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