Luis Alejandro Amaya E.- Los incendios en el Pantanal y en la Amazonía, la persecución a líderes ambientales y la inusual multiplicación de ciclones en el Caribe debe ser abordado como un problema político, lejos de intereses “ruralistas”.

Así lo consideran distintos activistas latinoamericanos y ONG que, coincidiendo con el regreso de las movilizaciones Fridays for Future, hablaron con EFEverde sobre el cambio climático y los desastres ambientales en América.

El movimiento Fridays for Future, liderado por la activista sueca Greta Thunberg, reinició este viernes sus actividades en el mundo, bajo el lema “Luchando por nuestro presente, no sólo por nuestro futuro”. En esta ocasión, la movilización combinó la ocupación de las calles con la protesta virtual a causa de la pandemia.

La tragedia en el Pantanal

Oreme Ikpeng, activista indígena del pueblo Xingú y residente en una aldea un poco más al norte del área más impactada por los incendios en el Pantanal brasileño, en el estado de Mato Grosso, le contó a EFEverde cómo están viviendo esta emergencia, la peor en décadas.

“Por fortuna ayer (jueves) llovió y eso bajó un poco el nivel de los fuegos y el humo. Vivo en una aldea Xingú, en una región entre el serrado y la selva amazónica, en la frontera entre Mato Grosso y Pará. Los xingúes somos 16 etnias y nuestro pueblo tiene dos millones de hectáreas de tierras”.

“Antes del cambio climático, cuando había mucha vegetación, se experimentaban seis meses de lluvia y seis de sequía. Cuando Mato Grosso se volvió el mayor productor de maíz de Brasil, proceso en el que se utilizan muchos químicos, ese ciclo se transformó en cuatro meses de lluvia y ocho de sequía, y esa sequía propicia mucho los incendios“, acotó Ikpeng.

En un análisis publicado el 24 de septiembre por EFEagro, el analista del Ibama Prevfogo Alexandre Pereira también sugirió que podría estar la mano humana detrás de los incendios en el Pantanal.

“Existe alguien usando el fuego para diversos fines y, con las condiciones climáticas que tenemos, la propagación de ese incendio es extremadamente grande, rápida y de difícil control”, señaló Pereira.

Pero el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, muy escéptico sobre toda la evidencia que respalda la teoría del cambio climático, llegó incluso a culpar a los indígenas de las conflagraciones que destruyen el Pantanal.

“Brasil es gobernado en este momento por una bancada de ruralistas y evangélicos. El actual ministro del Medio Ambiente, Ricardo Salles, no sabe nada del tema, es ruralista y tiene haciendas por todo Brasil. Para él y para todos ellos la floresta no tiene valor. Vale más tumbada”, según Ikpeng.

Otro pueblo indígena brasileño muy afectado por el cambio climático es el de los Pataxós, que tienen su hábitat entre los estados de Minas Gerais y Bahía.

“Estamos luchando por conservar nuestra naturaleza. La región en la que vivimos ya está muy deforestada. Vivo aquí cerca al Parque Nacional Monte Pascoal e incluso tuvimos que hacer algunas manifestaciones en plena cuarentena para poder ir a vigilar esas áreas”, dijo a EFEverde vía telefónica Alice Pataxó, joven activista residente en la aldea de Barra Velha, en Bahía.

Política para transformar

“Hay una realidad y es que la crisis climática y ecológica es un problema político, y lo ambiental es político. La política es la herramienta que tenemos para transformar la realidad“, dijo  desde Buenos Aires Eyal Weintraub, uno de los fundadores del movimiento Jóvenes por el Clima Argentina.

“Si la política es la forma en la que decidimos cómo gobernar y qué decisiones tomar y qué priorizar, entonces son cambios políticos los que tenemos que realizar para evitar la crisis climática y ecológica”, agregó Weintraub, cuya organización trabaja muy de la mano con el Gobierno del presidente Alberto Fernández.

Una actividad mortal

La lucha contra el cambio puede llegar a convertirse en un sello de muerte en Colombia. La Organización Global Witness documentó que 212 personas fueron asesinadas en 2019 “a consecuencia de su rol de la defensa de sus hogares y sus intentos de detener la destrucción de la naturaleza”.

La defensa de la tierra en Colombia también está enmarcada en un muy complicado posconflicto tras la firma de la paz con la exguerrilla de las FARC en 2016.

“Temo mucho a las cifras que vayan a salir en el 2021 con respecto a la violencia del 2020. Si el año pasado fue grave, no me quiero imaginar este. Lo otro también es que la violencia contra los defensores y defensoras no se puede pintar tan en blanco y negro, no es sólo la presencia del narcotráfico y de las multinacionales la que define esto. Ahora se está viviendo una violencia súper fragmentada“, asegura a EFEverde Laura Verónica Muñoz, integrante de PactoxElClima en Colombia.

Discursos versus realidades

Los Gobiernos de Brasil y Colombia defendieron recientemente ante la Asamblea de la ONU su papel en la defensa del medioambiente, pero algunos desde la orilla del activismo medioambiental simplemente no creen este discurso.

Bolsonaro, en su intervención, aseguró que Brasil tiene y aplica una “rígida legislación”, que combate los “crímenes” medioambientales y que, aún “preservando el 60 % de su territorio”, ayuda “a alimentar al mundo”.

“Es mentira lo que dijo Bolsonaro ante las Naciones Unidas. Él sabe que Brasil tiene muchos recursos naturales para ser explotados, tal vez sea el país con más recursos en el mundo, pero “protección” no es la palabra correcta, eso no ha pasado”, concluyó Pataxó. EFEverde