- El Instituto Humboldt y la Sociedad Alemana para la Cooperación Internacional -GIZ por sus siglas en alemán- con el apoyo de Ecopetrol S.A., presentan al país la más completa y actualizada radiografía de la flora y fauna silvestres, así como del componente social y económico de la gran Orinoquia: un insumo para entender, gestionar y conservar el capital natural del territorio.
- La Orinoquia es casi otro océano del país pues se calcula que en su subsuelo está el 41 % de las reservas hídricas subterráneas de Colombia, consolidándose así como el tercer sistema ribereño más grande del mundo por la gran cantidad de agua dulce que descarga en el Atlántico.
El Gran Libro de la Orinoquia Colombiana se centra en preguntas clave que la sociedad se plantea sobre el territorio como el origen geofísico de los paisajes, las características de los ecosistemas y las dinámicas socioambientales que han logrado consolidarse con el tiempo. Gracias a su formato enciclopédico, permite tener de manera sintética la más completa información que abarca desde la biodiversidad y los servicios ecosistémicos, hasta las dinámicas históricas y sociales que han construido los paisajes socioecológicos de una de las regiones mejor conservadas de nuestra nación.
De acuerdo con Clarita Bustamante, editora de esta publicación, la Orinoquia es una de las regiones del país que aún conserva gran parte de sus áreas naturales. A pesar de estar ocupada desde comienzos de la colonia, todavía tiene zonas con una alta integridad ecológica; es una región que como macrocuenca- red natural de cauces de agua – posee una oferta muy amplia de servicios ecosistémicos dado que dispone desde áreas nivales – fuentes hídricas – hasta zonas semiáridas.
“Precisamente las dinámicas hídricas en las sabanas inundables y la presencia de grandes lagunas y herbazales en la altillanura han permitido que estas dos regiones que componen parte de la gran Orinoquia hayan evolucionado, por ejemplo, en la actividad ganadera no sólo en términos ecológicos sino sociales al consolidarse como una gran tradición de apropiación cultural”, dijo.
El uso de la tierra en la Orinoquia ha sido muy cambiante, acompañado afortunadamente por dinámicas sociales que comprenden la importancia de la conservación, pero sobretodo por la presencia de una población local muy activa en la promoción de visiones relacionadas con el modelo de desarrollo que consideran más conveniente para sus territorios. De hecho, es una de las regiones con mayor número de Reservas de la Sociedad Civil -RSC – y la mayor en área, lo cual es un indicador de la conciencia social frente al rol de la ciudadanía en la conservación, conectividad y funcionamiento socioambiental del territorio.
Y pese a que históricamente algunas regiones de la Orinoquia no han sufrido grandes transformaciones, actualmente este comportamiento se está modificando, lo cual pone en riesgo su característica sostenibilidad ambiental: uno de esos motores de transformación es el acaparamiento de tierras.
El gran ecosistema orinoquense puede comprenderse a través del funcionamiento la multitud de unidades ecológicas que le dan su identidad al llano. Foto: Felipe Villegas – Instituto Humboldt
Como bien señala Bustamante, esta dinámica tiene dos orígenes: de una parte, la sobrevaloración de las tierras con fines económicos en donde se utilizan bovinos para acaparar territorios, lo cual no implica que haya ganadería. De otra parte, el tipo de agroindustria que no está basada en el aprovechamiento de la oferta ambiental del territorio sino en la transformación total, tanto de las características físicas y químicas del suelo, como de los flujos hídricos, representada en la desecación de humedales en la sabana inundable y la altillanura.
Si bien la actividad ganadera tradicional desarrollada en la Orinoquia ha coevolucionado con los diferentes paisajes de la región, en los últimos años se ha intensificado con prácticas como la introducción de pastos no nativos que tienen condiciones distintas y que terminan afectando la estructura funcional de las sabanas que coexisten con las especies de flora y fauna típicas de la región.
Caimán llanero (Crocodylus intermedius) Foto: Felipe Villegas – Instituto Humboldt
La Orinoquia en datos
La Orinoquia en Colombia ocupa 34.720.832 hectáreas, cargadas de diversidad de vida, paisajes y culturas: montañas inmensas que indígenas y campesinos habitan y aprovechan desde las frías cumbres hasta los bosques cálidos ubicados a menor altitud; extensas planicies que pasan de ser desiertos temporales a grandes humedales, trabajadas por llaneros; selvas achaparradas como las de Matavén, de población índigena mayoritaria, grandes afloramientos rocosos como la Sierra de La Macarena, y zonas de colonización y ciudades en desarrollo y crecimiento acelerado como Villavicencio, Yopal y Puerto López.
- La cuenca del Orinoco ocupa casi la cuarta parte de América del Sur y está conformada por unos 750 ríos y miles de arroyos y quebradas.
- 156 ecosistemas no intervenidos.
- Se estima que a lo largo de la cuenca del río Orinoco hay una población de 10 millones de personas que vive y realiza actividades productivas, que aporta a las economías de Colombia y Venezuela.
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