El  fenómeno de la migración de las aves se ha visto, desde la antigüedad,  como uno de los eventos más fascinantes y enigmáticos de la naturaleza. Aunque diferentes culturas han tratado de plantear una explicación, la mayoría ha caído en lo místico y religioso. Sin embargo, este hecho ha causado fascinación, incógnitas y reflexiones en diferentes épocas, convirtiéndose en fuente de inspiración.

Algunos pobladores asocian el movimiento temporal de un grupo grande y compacto con la estación indicada para iniciar la siembra de sus productos o cambios en las condiciones del clima; como el inicio de temporada de lluvias y temporadas secas.

Cabe resaltar, que la migración comprende el desplazamiento permanente de un grupo de aves de la misma especie con un destino y una dirección de viaje claros (Naranjo 2004, MAVDT y WWF 2009). Actualmente, varios investigadores postulan que el punto inicial de la migración se remonta a las glaciaciones y las alteraciones climáticas de esa época con el cubrimiento de grandes masas de hielo en parte de los continentes.

Se estima que solo ciertos individuos divagantes sobrevivieron al llegar a regiones óptimas y mantuvieron rutas de movimiento al norte o sur coincidiendo con el retroceso de los hielos y se vieron obligadas a marcharse cada invierno, convirtiéndolo en un movimiento cíclico.

¿Cuáles son los tipos de migración?

Se definen tres tipos de migración según la cobertura geográfica que abarquen las especies. La primera y más sencilla es el movimiento que realizan algunas especies de aves en búsqueda de alimento y otros recursos en un gradiente altitudinal o montañoso sin salir de una misma región; esa es la migración vertical.

La segunda es la migración horizontal, en la cual las especies se mueven dentro de un mismo cinturón latitudinal; como el caso de algunas aves acuáticas en la parte oriental de Colombia y finalmente, la más conocida, de mayor dimensión geográfica y a la cual hacemos más referencia, es la migración latitudinal.

La migración latitudinal corresponde a poblaciones de aves de Norte América y Sur América que migran para escapar de las extremas condiciones del invierno boreal y austral, en búsqueda de ambientes menos hostiles y con mayor oferta de recursos para mantener sus poblaciones viables.

Así bien, las aves migratorias permanecen durante varios meses en los territorios que se localizan principalmente en la franja tropical antes de realizar el viaje de regreso a sus sitios de nidación.

La migración es un comportamiento innato, por lo que es bastante precisa y fue evolucionando junto a las condiciones ecológicas de las aves en sus dos áreas de distribución. Las aves de Norte América empiezan su migración entre la última semana del mes de agosto y la primera mitad de septiembre, concordando con el final del verano.

La migración de aves en Colombia

Estando ya en nuestro país, las aves migratorias utilizan corredores para realizar sus movimientos a lo largo del territorio. La mayoría se dispersan  seleccionando a Colombia como su lugar para pasar el invierno, o pueden continuar viajando. Varias se pueden congregar en puntos estratégicos o estar ese tiempo solas o en parejas (Ocampo – Peñuela 2010).

En Colombia se encuentran cerca de 1932 especies de aves (Ayerbe 2018) y aproximadamente 275 de ellas (14%) presentan comportamientos migratorios recurrentes.

Entre las migratorias latitudinales, cerca de 154 especies viajan desde Norteamérica (Boreales), 23 llegan del sur de Suramérica (Australes), la mayor parte de este segundo grupo llegan principalmente a la Amazonía (Fierro 2009).

La Amazonia colombiana alberga especies de aves con diferentes tipos de migración, pero aún no conocemos con claridad la totalidad de especies, tiempos y las zonas donde se realizan estos movimientos. Sumado a ello, la Amazonia es reconocida como una de las zonas de llegada y paso de migratorias boreales y australes, (Fierro 2009) y es una región estratégica para las aves migratorias. Por ejemplo, la migración austral ocurre especialmente al interior de Suramérica, pero la ecología de migración de sus especies es menos conocida que las boreales.

La mayoría de los registros existentes corresponden al oriente de los Andes en los departamentos amazónicos y, por lo tanto, deben existir corredores amazónicos que comprendan zonas de piedemonte o movimientos asociados a los grandes afluentes.

Las especies australes generalmente inician su travesía en el otoño a mediados de mayo, regresando al sur alrededor de agosto. Sin embargo, como se ha mencionado anteriormente, poco se sabe acerca de las rutas usadas, lugares ocupados y tiempos de permanencia.

Durante las expediciones del Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas SINCHI hemos registrado 55 especies de aves migratorias latitudinales: 40 boreales y 15 australes.

Dentro de las boreales se destaca la presencia de grupos numerosos de gavilanes migratorios de Buteo swainsoni en la Chorrera, Amazonas, punto no catalogado dentro de la ruta de migración de esta especie, registros de Setophaga striata una reinita que muestra preferencia por pasar las temporadas de invierno en la Amazonia y otras como Setophaga petechiaS. ruticilla, S. cerúlea, Falco peregrinus, Catharus minimus, C. ustulatus, Piranga rubra..

Dentro de las especies australes  no se puede dejar de nombrar el gran espectáculo que forman las golondrinas (Progne elegans) a mediados de año en el Parque Central de la ciudad de Leticia, donde miles de aves de esta especie se congregan en los árboles para dormir y su número hace mover las ramas y las copas de los árboles, deleitando a quienes se encuentra allí; y también nos visitan otras especies como Myiarchus swainsoni, Empidonomus aurantioatrocristatus, Elaenia parvirostris y Tyrannus savana.

 Como legado de este comportamiento fascinante y algunas  creencias nuestro refranero popular contiene ciertas referencias a las aves como “una golondrina no hace verano”, será aplicarlas, mientras que el magnífico comportamiento animal nos revela todos los secretos que aún falta por descubrir sobre la migración de las aves.

Bibliografía:  

Ayerbe-Quiñones. 2018. Guia ilustrada de la avifauna colombiana. WCS

Fierro K. 2009. Aves migratorias en Colombia. En: Plan Nacional de las Especies Migratorias: Diagnóstico e identificación de acciones para la conservación y el manejo sostenible de las especies migratorias de la biodiversidad colombiana. Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial & WWF Colombia. Naranjo, L.G. & Amaya-Espinel J.D. (Editores). Bogotá.

Naranjo LG. 2004. Conferencia «Las aves migratorias y la planificación del manejo de reservas naturales». En: Reunión técnica del proyecto «Conservación de hábitats para aves migratorias para aves migratorias en la cuenca del Río Orinoco». Villavicencio, Meta.

Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial & Fondo Mundial para la Naturaleza-WWF Colombia. 2009. Plan Nacional de las especies migratorias: Diagnóstico e identificación de acciones para la conservación y el manejo sostenible de las especies migratorias de la biodiversidad en Colombia. Naranjo, L.G. & J.D. Amaya-Espinel (Editores). Bogotá, Colombia. 214p

Naranjo, L. G., J. D. Amaya, D. Eusse-González y Y. Cifuentes-Sarmiento (Editores). 2012. Guía de las Especies Migratorias de la Biodiversidad en Colombia. Aves. Vol. 1. Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible / WWF Colombia. Bogotá, D.C. Colombia. 708 p.

Ocampo-Peñuela, Natalia El fenómeno de la migración en aves: una mirada desde la Orinoquia Orinoquia, vol. 14, núm. 2, diciembre, 2010, pp. 188-200 Universidad de Los Llanos Meta, Colombia

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