Andrés Mauricio Montenegro VergaraUN Periódico Digital

La extracción de oro, que se lleva a cabo sin títulos mineros, es decir sin el permiso que otorga la Agencia Nacional de Minería (ANM), afectaría el desarrollo socioeconómico y la capacidad adaptativa de las comunidades del Paisaje Cultural Cafetero de Colombia (PCCC), declarado por la Unesco como Patrimonio Mundial de la Humanidad en 2011.

Dentro del Eje Cafetero se enmarca el PCCC, una zona de 51 municipios y 858 veredas cafeteras en Caldas, Risaralda, Quindío y el norte del Valle del Cauca.
 

A lo largo del tiempo este paisaje ha sido sometido a presiones incesantes y trascendentales1. Una de ellas ha sido la extracción de minerales, que según el Comité de Patrimonio Mundial de la Unesco constituye un riesgo para su “valor universal excepcional”. Por esta razón, recomienda “no autorizar ninguna actividad minera dentro de la propiedad y de sus alrededores más próximos” (Unesco, 2011, p.6).
 

La minería de oro no titulada (MONT) se refiere a la extracción de material aurífero que se lleva a cabo sin tener un título minero debidamente registrado en el Catastro Minero Colombiano. Al no haber un censo minero consolidado se plantea como una urgencia evaluar los efectos del MONT en la comunidad de esta región.
 

Partiendo de esto, el geógrafo humano Steven Johan Mons, candidato a doctor en Geografía de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), propuso la construcción de un sistema emergente de gobernanza adaptativa que mitigara los efectos de la minería no titulada en sistemas socioecológicos complejos y abiertos.
 

Los sistemas de este tipo están en constante interacción y coevolución con otros sistemas complejos, y dentro de ellos es crucial la adaptación, la vulnerabilidad y la resiliencia.
 

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“La investigación se enmarca en lo que se conoce como el giro en la complejidad de las ciencias sociales, y desde esa corriente se estudian los fenómenos sociales y ecológicos en los espacios geográficos de una manera no determinista y una posición holística”, cuenta el investigador Mons.
 

Una mirada holística dice que el todo es más que la suma de sus partes, como un enjambre es mayor que la suma de las abejas, y como hay interacción entre dos o más elementos que generan un efecto combinado se habla de sinergia.
 

La resiliencia es la capacidad de los sistemas de absorber las perturbaciones sin cambiar a un estado menos deseable; sin embargo, a veces se entiende como lo contrario a la vulnerabilidad.

El geógrafo Mons construyó con su propuesta, el puente entre la geografía y el pensamiento resiliente por un marco holístico que estimule la construcción de sistemas emergentes de gobernanza adaptativa en este tipo de paisajes; un concepto nuevo que se refiere a un paisaje cultural teorizado como un sistema complejo y abierto, como en este caso es el PCCC.
 

Paisaje Cultural Cafetero


El investigador Mons señala que esta zona constituye un paisaje socioecológico con subsistemas sociales y ecológicos que son evolutivos e intrínsecamente vinculados, y cuya complejidad se da por las intervenciones y actividades humanas que generan transformaciones en los sistemas ecológicos y a su vez factores como el clima y el suelo influyen en la cultura, las tradiciones, los valores, las relaciones de poder y las actividades socioeconómicas de los pobladores.
 

“Hay un ejemplo muy claro de esta dinámica socioecológica en el paisaje cafetero, el paso de lo que se llama la zona de confluencia intertropical, la cual afecta el clima, genera ciclos de floración del cafeto y de maduración de los frutos, y esto influye en los sistemas sociales de varias maneras, por ejemplo, afecta el horario de cultivo, los métodos de cosecha, el ciclo productivo y hasta la celebración de las fiestas tradicionales en muchos municipios”, explica el investigador Mons.

Al no haber un censo minero consolidado se plantea como una urgencia evaluar los efectos del MONT en la comunidad de esta región. Crédito: Steven Johan Mons.
Al no haber un censo minero consolidado se plantea como una urgencia evaluar los efectos del MONT en la comunidad de esta región. Crédito: Steven Johan Mons.

Tipos de minería no titulada


En la investigación se identificaron tres tipos de minería no titulada: 1) el de filón, o subterráneo, que se hace mediante excavaciones que se conocen como socavones; 2) de aluvión o de cúbico, donde se cavan túneles verticales de hasta 30 m y pasan debajo del cauce del río para buscar oro; 3) otro de aluvión conocido como barequeo, donde se usan bateas de madera para recoger el oro de los ríos y quebradas.
 

Este último tipo está concentrado en 26 municipios como Supía, Riosucio, La Merced, Guática, Filadelfia, Neira y Anserma, donde gran parte de las mujeres mineras ejercen el barequeo. Uno de los hallazgos es que en la minería de cúbico llegan muchos adolescentes desescolarizados porque trae dinero rápido y es la que más empleo genera en el sistema paisajístico, tanto, que se estima que entre 1.500 y 1.600 personas se dedican a esta minería en la zona. En el recorrido del investigador se encontraron 158 cúbicos en el paisaje.
 

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“Un desafío importante es invertir en un desarrollo digno de los niños y jóvenes de las zonas mineras, y la clave es considerar todos los aspectos de su desarrollo, incluyendo la educación, salud, el uso del tiempo libre, las oportunidades de empleo distintas a las que se relacionan con la minería de oro no titulada”, recalca el geógrafo Mons.
 

El 17 % de las veredas con este tipo de minería están en resguardos o parcialidades indígenas, y más del 33 % en veredas de áreas protegidas. En Supía se han encontrado cúbicos dentro del resguardo indígena “Cañamomo y Lomaprieta”, esta comunidad le permitió al investigador hacer parte de la investigación allí, específicamente en Riosucio, donde detalló el tipo de minería descrita como ancestral.

Uniendo teorías


La investigación trata de vincular esas perspectivas y cosmovisiones ancestrales con la teoría que él construyó, y encontró que los efectos de la minería de cúbico y filón atraviesan los sistemas sociales, ecológicos, de estructura, diversidad y patrimonio del paisaje, lo que terminaría en menos resiliencia del sistema paisajístico.
 

Eso quiere decir que las actividades mineras de ese tipo son una amenaza latente a la capacidad del entorno de recuperarse de las perturbaciones sistémicas; sin embargo, de los tres tipos el barequeo es el que menos afecta esa resiliencia. Los municipios con más vulnerabilidad sistémica están en Anserma, Quinchía, Filadelfia, Mistrató y Neira.
 

Teniendo en cuenta esto, el investigador formuló más de 60 lineamientos que fomenten la construcción de un sistema de gobernanza adaptativa para el PCCC. Esos lineamientos se centran en romper los círculos sistémicos viciosos generados por este tipo de minería, al tiempo que mitigue las problemáticas más urgentes de esas actividades extractivas.
 

“Reconocer el carácter sistémico del paisaje y la actividad extractiva implica abordar las causas subyacentes que han llevado a la crisis actual, como las pocas oportunidades de empleo, el débil tejido social, bajos niveles de educación, pobreza y falta de cualquier tipo de perspectiva de mejora al futuro”, puntualiza el investigador.
 

Por último, el geógrafo Mons recuerda que algunos lineamientos requieren inversiones grandes en las infraestructuras sociales básicas y así encontrar soluciones a los problemas estructurales agudizados por la minería no titulada.
 


“La minería de oro no titulada en el Paisaje Cultural Cafetero de Colombia: Hacia la gobernanza adaptativa de los paisajes socio-ecológicos complejos”. Steven Johan Mons. Facultad de Ciencias Humanas, Departamento de Geografía, Universidad Nacional de Colombia. Bogotá, 2020.

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