El español reflexiona tras ganar su 21º Grand Slam
Cuando todo parecía perdido, allí estaba Rafael Nadal. El español escribió este domingo una de las páginas más emocionantes de su carrera deportiva, remontando dos mangas a Daniil Medvedev para conquistar el Abierto de Australia y abrir de par en par la historia del deporte. Con 21 títulos individuales de Grand Slam, el mallorquín se colocó como el jugador más laureado de todos los tiempos, ocupando un trono al que ha aspirado en el circuito durante años.
“No me corresponde a mí a decir si es una de las mayores gestas en la historia del deporte”, indicó Nadal, emocionado tras un logro mayúsculo. “Soy consciente de la dificultad que ha tenido todo el proceso para poder luchar por otro Grand Slam. Con la humildad total de saber que me siento un super afortunado a nivel personal, ha sido el título más inesperado de mi carrera y uno de los más emocionantes. Lo que he ido viviendo durante estos últimos meses significa muchísimo para mí y creo que también para todas las personas que están y han estado a mi lado durante estos meses realmente difíciles”.
El español, que rompió a llorar tras un hito deportivo sin precedentes, no pudo contener la emoción al explicar lo vivido. “Me siento increíblemente feliz, afortunado y también muy satisfecho. Creo que durante muchos meses he mantenido la pasión, que no es fácil y más a estas alturas de mi vida. Siempre he mantenido la ilusión por volver. Y esa ilusión me ha llevado hasta aquí”.
En una final que ha sido una batalla, Nadal resistió durante más de cinco horas exprimiendo sus posibilidades. El español se convirtió en el primer jugador que asumía dos mangas perdidas antes de tocar la copa en Melbourne, un ejemplo de su capacidad de sacrificio en los momentos complicados.
“La final ha tenido un poco de todo, ha sido un partido muy difícil”, explicó Nadal. “He jugado contra un gran campeón. Es cierto que ha habido un momento crítico total, con 3-2 y 0-40 del tercer set, era un momento casi pelota de partido. No es menos cierto que en el segundo he tenido mucho para llevármelo».
«Ha sido un mazazo muy duro el segundo set. He estado en esta posición varias veces en mi carrera, aquí especialmente en Australia. Con partidos que tenía avanzados en el quinto set, con break arriba varias veces”, expuso el español, recordando las finales de 2012 (ante Novak Djokovic) y 2017 (frente a Roger Federer), donde llegó a tocar el trofeo con la yema de los dedos.
“Hoy ha vuelto a ocurrir, con 5-4, 30/0 me han hecho break. La verdad es que esto ha sido duro de aceptar. Lo que no podía era no luchar hasta el final hoy. Durante todo el partido me iba repitiendo que hay que darme la oportunidad”, reconoció. “Había que confiar en que hoy podía ser al revés. Creo que me he mantenido con la cabeza fría y un espíritu adecuado hasta el final. Estaba destrozado, no podía ni celebrar. Pero la mentalidad era buena. He intentado ir buscando soluciones. También la suerte me ha acompañado en según qué momentos”.
El balear se vació en un partido sin tregua, el más largo que se ha visto en el torneo y en el que terminó con el depósito absolutamente seco. Un esfuerzo tan grande que necesitó la asistencia de una silla durante la ceremonia de premios.
“Estaba tan destrozado que no podía casi ni celebrar.”, reconoció el balear. ”Estaba hecho polvo. No sé ni qué he hecho cuando he ganado, no me acuerdo. La emoción era grande y más así como había ido el partido. Tras escaparse ese 5-4, 30-0, estaba absolutamente concentrado en intentar que no se me volviera a escapar. Ha sido muy emocionante. El público ha sido una pasada, lo que me ha apoyado no tiene nombre. Para mí ha sido muy importante. En muchos momentos que eran difíciles es verdad que no podía celebrar mucho con ellos. Normalmente los involucro más pero es que estaba hecho polvo. Dentro de mí lo sentía. Ha sido vital el apoyo recibido, que ha sido inolvidable”.
Ahora, Nadal se coloca en la primera posición histórica del tenis masculino. El español ha roto la igualdad que mantenía con el serbio Djokovic y el suizo Federer, situados con 20 grandes en el segundo peldaño de todos los tiempos. Para el balear, sin embargo, es una carrera que ilusiona sin entrar en una obsesión.
“Uno no puede estar siempre mirando al lado. Evidentemente siempre soy el que quiere más. No me escondo de ello”, reconoció. “Me gustaría terminar mi carrera siendo el que tiene más Grand Slams, sin lugar a dudas, de eso se trata el deporte. Al final es competición y yo soy competitivo. Mi objetivo es intentar terminar con más que los demás. Pero es cierto que nunca ha sido una obsesión. Uno no puede estar siempre mirando al lado si el otro tiene algo más que tú. Uno tiene que hacer su camino»
«Lo único que yo no cambio es que me he esforzado durante toda mi carrera para conseguir el máximo posible. Después, si hay alguien que termina con más Grand Slams que yo o siendo mejor que yo, pues no me voy a reprochar nada», valoró. «Tanto Novak como Roger como yo, sea lo que sea lo que pase hasta el final de nuestras carreras todos hemos cumplido nuestros sueños. Hemos superado con creces las expectativa que pudiéramos llegar a tener de pequeños. Llega uno momento dado que hay una competición histórica y supongo que cada uno vive de una manera distinta».
«Yo puedo decir cómo la vivo. Me siento un afortunado de la vida, de disfrutar de todas las cosas que he podido disfrutar y ojalá termine siendo el que más tiene. Pero si no, y lo digo de verdad, bien por los otros. Mi carrera es infinitamente más de lo que yo hubiera podido soñar jamás. Con eso me quedo. Se trata de que cada uno haga su camino”.
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