En 2022 se registró el ingreso más alto de turistas en toda la historia de la Isla; según la Asociación Hotelera y Turística de Colombia (Cotelco), 1.385.290 personas ingresaron como visitantes. Sin embargo, los números decrecen y la preocupación empieza aflorar, ya que el 90 % de la economía de las islas depende del turismo. El incremento de la tasa de homicidios, y la crisis medioambiental y de seguridad alimentaria son factores que impactan. La UNAL Sede Caribe hace propuestas.

La disminución del turismo en San Andrés llegaría a representar un déficit de hasta 70.000 millones de pesos, según proyección de la Gobernación del Archipiélago. Foto: archivo Unimedios.La disminución del turismo en San Andrés llegaría a representar un déficit de hasta 70.000 millones de pesos, según proyección de la Gobernación del Archipiélago. Foto: archivo Unimedios.

De un promedio de 100 vuelos mensuales (130.000 turistas) ahora solo están aterrizando 700 (95.000 turistas), una reducción de casi un 25% desde el último trimestre de 2022, efecto que se atribuye, entre otros factores, al alza de los tiquetes aéreos debido al alto costo de la gasolina y el ACPM, lo cual hace de la Isla un destino inviable para las aerolíneas.

Toda esta situación ha llevado al gobernador del Archipiélago, Everth Hawkins, a pedirle medidas especiales al presidente Gustavo Petro para que “exista equidad con esta región del país”.

¿Cuál es el perfil del turista que visita San Andrés?

El economista Kevin Bravo, candidato a magíster en Ciencias – Estadística de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín, analiza la problemática teniendo como referencia una caracterización que hizo en 2018 sobre la demanda del turismo en San Andrés, en relación con el comportamiento de esta industria en 2011, cuando el número de visitantes a la Isla empieza a crecer de manera considerable.

El 2009 significó para San Andrés un hito en su devenir económico, pues por primera vez superaba los 400.000 visitantes, cifra que aumentó hasta alcanzar el 1.000.000 de turistas en 2017. Este cambio estructural se puede atribuir al crecimiento de la oferta de alojamiento como las posadas nativas, al auge de las tecnologías de la información y las comunicaciones y a la apertura del modelo low cost de aerolíneas como Viva Colombia.

Este contexto cambió un poco el perfil del turista en San Andrés, el cual pasó de ser una persona de 31-40 años, a un visitante más joven, de 21-30 años, con niveles educativos y adquisitivos más altos; además se diversificó la ciudad de procedencia en el plano nacional, pero se mantuvo en los extranjeros en una relación 80-20.

El turista dejó de optar por los planes “todo incluido” que ofrecen las grandes cadenas de hoteles, a planear paso a paso su instancia en la Isla, desde el hospedaje hasta la alimentación, el transporte y los tours.

Llegada de turistas a San Andrés por año entre 2000 y 2017, año en el que se alcanzó el millón de visitantes. Foto: Kevin Bravo, con base en la Secretaría de Turismo Departamental.Llegada de turistas a San Andrés por año entre 2000 y 2017, año en el que se alcanzó el millón de visitantes. Foto: Kevin Bravo, con base en la Secretaría de Turismo Departamental.

Los resultados del estudio de caracterización de la demanda turística en San Andrés adelantado por el economista Bravo evidencian que los patrones de consumo cambiaron con respecto a los años anteriores, lo cual repercutió en incrementos y mejoras en los recursos que se irrigan en la economía local.

Según el economista, “estas características son similares a las actuales, no ha habido muchos cambios. En 2020 la pandemia fue un choque que paralizó todos los sectores económicos y el consumo se estancó; y en el turismo, hasta finales de 2021 se normalizó la situación. Lo atípico de esos años siguió con una tendencia que debía ser normal en 2022”.

“Entre 2019 (prepandemia) y 2023 se han mantenido en San Andrés básicamente las mismas estructuras y dinámicas turísticas en relación con la oferta, por lo cual la demanda, a pesar de las recientes reducciones en número, se ha mantenido, pero lo más probable en este 2023 es que los números sigan bajando”.

¿Cuál es la situación actual?

El historiador Raúl Román Romero, doctor en Historia de América de la Universidad Pablo de Olavide (España) y magíster en Estudios del Caribe de la UNAL, señala que “la recesión económica mundial, la guerra Rusia-Ucrania, las recientes tensiones entre China y Estados Unidos y la política de control de inflación de este último, tienen un peso importante en el comportamiento de la economía global, y por ende en la colombiana”.

“Esto se ve especialmente en la devaluación del peso frente al dólar, a lo que se suma la incertidumbre que generan algunas contradicciones del Gobierno nacional frente a la explotación de hidrocarburos y las reformas que tienen repercusiones en la economía, que hace que la timidez de los empresarios y de los gremios económicos del país generen alarmas constantes y se desestimulan las inversiones. Este ambiente disminuye el consumo, y seguramente los viajes serán uno de esos consumos que disminuirán, más aún con la carestía de los tiquetes”.

Aunque el turismo creció en 2022 frente a 2021, lo cierto es que ese crecimiento experimentó una mengua en los últimos tres meses de 2022, y con ello se ha generado una alarma y una especie de pánico para los sectores hoteleros y dependientes del turismo en la Isla. El historiador Román le atribuye el fenómeno a varias razones, que parecen estremecer en un futuro los endebles cimientos de la economía insular.

“Primero, la incertidumbre que se ha generado en todo el mundo, y que en Colombia se ha sentido con mucha fuerza por los anuncios de cambio del gobierno recién elegido, ha desestimulado el consumo y con ello los viajes en Colombia, situación que se agrava efectivamente con los ajustes de economía de escala que vienen practicando las aerolíneas, que han disminuido la oferta de rutas a la Isla, comprimiendo la demanda en pocos vuelos y generando elevados precios en los tiquetes para salir y entrar a la Isla y otros destinos”.

“Todo lo han hecho sin el más mínimo control, tomando como justificación el alza del combustible y de los impuestos, situación que realmente es alarmante, porque para 2023 sí que tendrá un efecto en la disminución de los visitantes a la Isla con repercusiones traumáticas para la economía de los habitantes del Archipiélago y sus ingresos”.

Autoridades nacionales y departamentales, así como representantes de las aerolíneas y gremios turísticos de San Andrés, buscan soluciones ante la crisis en conectividad aérea que vive la Isla. Foto: Elliot Howard.Autoridades nacionales y departamentales, así como representantes de las aerolíneas y gremios turísticos de San Andrés, buscan soluciones ante la crisis en conectividad aérea que vive la Isla. Foto: Elliot Howard.

¿Qué otros factores están afectando la economía de la Isla?

El historiador añade que “segundo, lo que está sucediendo en la Isla en seguridad ciudadana es muy grave, y si a ello le sumamos la crisis medioambiental y de seguridad alimentaria que viene experimentando el Archipiélago, entonces nos encontramos enfrentando problemas de seguridad humana, lo que es realmente terrible para los habitantes de estas islas y su futuro”.

De manera puntual, afirma que lo anterior se puede observar en tres aspectos: “primero, el incremento de la tasa de homicidios que se ha presentado en San Andrés, que en 2018, 2020, 2021 y 2022 sobrepasó la nacional; segundo, la crisis internacional para los países más dependientes del petróleo, que se generó por la competencia de este, y cuyo monopolio se lo disputan Rusia y los países árabes. Además por las consecuencias de la pandemia, que generó grandes transformaciones en los mercados globales y en la riqueza mundial.

La parálisis asociada con esta tuvo como consecuencias el represamiento de gran parte de la carga de mercancías y productos que se distribuían a escala global, y con ello el incremento de los precios. Esto sumado a otros factores en 2021 y 2022, derivados de la pandemia que han generado un decrecimiento en el consumo están llevado a una recesión económica global con una disminución importante de la producción agrícola mundial, que generan una crisis para la seguridad alimentaria en Colombia y en la Isla.

Y tercero, en los últimos 10 años hemos experimentado un deterioro de las condiciones medioambientales del Archipiélago, en lo que tiene mucho que ver la crisis climática que ha tenido sus efectos más desastrosos con los impactos de huracanes, y también hay un fuerte impacto en las condiciones ambientales como consecuencia del incremento del turismo, considerado por algunos expertos como desproporcionado”.

En 2020 la pandemia fue un choque que paralizó todos los sectores económicos y el consumo se estancó; y en el turismo, hasta finales de 2021 se normalizó. Foto: archivo Unimedios.En 2020 la pandemia fue un choque que paralizó todos los sectores económicos y el consumo se estancó; y en el turismo, hasta finales de 2021 se normalizó. Foto: archivo Unimedios.

¿Qué soluciones plantea la academia?

Según explica el docente, la crisis del modelo económico insular se veía venir, y ante un fenómeno sin precedentes era importante tomar medidas, más aún en una isla tan pequeña y vulnerable.

“En los primeros meses de 2020, la UNAL Sede Caribe envió un oficio a la Secretaría de Planeación del departamento para discutir el Plan de Desarrollo que estaba iniciando, con un objetivo claro: en las circunstancias de ese momento se necesitaba un replanteamiento de algunas metas, y por supuesto incorporar nuevos programas acordes con la situación que comenzaba a desencadenarse como consecuencia de la declaratoria de Pandemia”, detalla.

Sin embargo, el Gobierno no dio respuesta ante este llamado. “Pero era necesario reorientar acciones para el bienestar de la Isla, nada se reorientó, las consecuencias se padecen en diferentes ámbitos”, agrega.

“Hemos advertido sobre el tema de inseguridad alimentaria, y desde el Jardín Botánico se desarrollan varios programas para contribuir con el fortalecimiento del agro, también hemos sugerido cambios en los esquemas de seguridad y vigilancia del Archipiélago”.

Por último, el docente expresa que siguen abiertos a conversaciones respetuosas para aportar alternativas de solución para el bienestar de las islas. “De lo que estamos convencidos, como lo he manifestado, es que las islas tienen que disminuir la dependencia económica del turismo, de lo contrario los tiempos difíciles y coyunturales, que sin duda se avecinan, llevarán al Archipiélago a una especie de colapso”, concluye.

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