Cuando Alexander Zverev pisó la tierra batida del Rolex Monte-Carlo Masters, se completó uno de los momentos más esperados del ATP Tour en la temporada 2023. El alemán volvió a competir sobre la superficie 10 meses, tocando por primera vez la arcilla desde que sufriera una grave lesión en su tobillo derecho durante las semifinales de Roland Garros 2022.

El actual No. 16 del Pepperstone ATP Rankings atravesó un estreno muy exigente a orillas del Mediterráneo, volteando por 3-6, 6-2, 6-4 un partido sin freno ante el tenis siempre imprevisible de Alexander Bublik. La mano entrenada de su rival, capaz de repartir golpear por cualquier esquina, puso a prueba la seguridad del germano al deslizarse sobre la cancha.

“Ha sido terrible por momentos, me ha hecho sentir fatal sobre la pista”, reconoció con total honestidad Zverev. “Tácticamente ha jugado de manera increíble, no me ha permitido hacer mi juego en absoluto. No me ha dejado tener el ritmo que me gusta. Unos pocos puntos podrían haber cambiado el partido. Estoy muy feliz con la victoria”.

En una jornada de gran significado personal, el alemán logró tener voz por primera vez en la rivalidad. Zverev recortó hasta el 1-2 el balance en el historial ATP Head2Head ante Bublik, que se había impuesto previamente bajo las cubiertas de Róterdam y Montpellier años atrás. “Siempre sufro ante él, nunca le había ganado así que estoy satisfecho”.

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Zverev acude a la gira de tierra batida con la esperanza de alcanzar la velocidad de juego que le llevó a tocar el No. 3 mundial y pelear por los máximos trofeos del calendario. Tras iniciar la temporada 2023 con un balance de 8-9, el alemán ha acelerado en las últimas semanas pisando las semifinales en Dubái y llegando a tener pelota de partido ante Daniil Medvedev en Indian Wells.

La llegada de la arcilla es un bálsamo natural para el tenista de Hamburgo, acostumbrado a forjar sus golpes en la superficie más lenta del circuito.

“He tenido dos semanas de entrenamiento”, reconoció Zverev, ausente en el Masters 1000 de Miami. “Siempre he dicho que la tierra batida es la superficie más natural para mí. Me lleva unos 10 minutos acostumbrarme a jugar en este tipo de cancha. Este año he necesitado un tiempo para olvidarme de la lesión, adaptarme a los deslizamientos y sentirme cómodo. De hecho, la movilidad es la parte de mi juego con la que mejor me he sentido hoy”.

El horizonte le coloca ante un nuevo reto para poner a prueba su tenis. El alemán medirá en la segunda ronda al curtido español Roberto Bautista Agut, superviviente en un debut límite en Montecarlo y uno de los jugadores de mayor exigencia física del vestuario. Un piedra de toque idónea para el juego de Alexander.

“No tengo 40 años. Todavía soy un jugador joven, no estoy cerca del final de mi carrera”, explicó Zverev, confiado en encontrar una versión absoluta. “He tenido una lesión grave, pero siento que tengo margen para regresar y volver a jugar mi mejor tenis. Ojalá pueda hacerlo esta temporada”.

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