Hoy más de la mitad de los pobladores del planeta vivimos en áreas urbanas. Esto significa que nuestras ciudades son cada vez más grandes, que el verde se convierte en gris y que nuestros alimentos provienen de zonas cada vez más alejadas, lo que aumenta nuestra huella ecológica y nuestra ignorancia acerca de lo que estamos consumiendo.

Frente a esta situación, surgen los proyectos que quieren regresar la agricultura a la ciudad y a nuestra vida cotidiana, proponiendo la agricultura urbana como mecanismo integral para el desarrollo sustentable, siendo una fuente de alimentación alternativa e instrumento de reclamo para una producción de alimentos más transparente y saludable y un ambiente menos dañado.

Según la FAO: “La agricultura urbana comprende la producción agrícola y ganadera dentro de ciudades y pueblos. Incluye desde pequeños huertos de hortalizas en las viviendas a actividades agrícolas en tierras comunitarias.”

Al ser producción local y, en la gran mayoría de los casos, orgánica, esta tendencia es una alternativa y una posibilidad de desarrollar hábitos sustentables. Adquiriendo productos mediante venta directa o circuitos cortos disminuimos los gastos de transporte y la contaminación y apoyamos a los productores endémicos.