Las hidrotecnologías ancestrales – sistemas hídricos diseñados y construidos basándose en el ciclo hidrológico natural por civilizaciones ancestrales – reúnen una ampla gama de respuestas adaptativas a cuestiones de conservación del agua, regadío o control de inundaciones y sequías, así como de conservación de la biodiversidad y desarrollo sostenible local y regional.
“Son infraestructuras históricas, inspiradas en la naturaleza y que siguen funcionando, que nos pueden inspirar mucho, incluso en el diseño de nuevas infraestructuras”, explica el Sr. Jordi Morató, director da Cátedra UNESCO sobre Sustentabilidad de la Universidad Politécnica de Catalunya.
¿Pero, por qué buscar en el conocimiento ancestral respuestas a la emergencia climática para salvaguardar nuestro futuro? ¿Por qué debemos preocuparnos por recuperar hidro tecnologías ancestrales para hacer frente a la inseguridad hídrica? ¿Y cómo conocimientos y prácticas que remontan a hace 4.000 años pueden dar respuesta al derecho universal de acceso al agua potable (y a un saneamiento básico) a los 2.200 millones de personas que no ven cumplido este derecho?
Dando vuelta la mirada sobre nuestras comunidades y conocimientos ancestrales
«El conocimiento ancestral se puede resumir como el conocimiento que surgió antes del encuentro con la modernidad euroatlántica – con un fuerte énfasis en la ciencia moderna – y que fue practicado por los pueblos indígenas o aborígenes en todas partes del mundo», explica el Sr. Javier Taks, director de la Cátedra UNESCO de Agua y Cultura de Uruguay, o como sintetiza el Sr. Jorge Celi, director de la Cátedra UNESCO de Gestión de Aguas Dulces Tropicales de la Universidad Regional Amazónica IKIAM, «un cúmulo de conocimientos» que puede remontarse a infraestructuras, por ejemplo, en Perú de hace 4000 años.
Esto implica que los conocimientos ancestrales reúnen características diferentes de las ontologías y cosmovisiones modernas centradas en el conocimiento científico moderno. Por lo general resaltan un profundo vínculo con los territorios en los que estos conocimientos están arraigados, la valorización de los recursos naturales y la importancia de la cooperación y la gestión comunitarias – componente social importante para la Cátedra UNESCO de Gestión del Agua Dulce Tropical.
Javier Taks explica que «debido a los errores y limitaciones de las ciencias modernas para resolver los retos medioambientales contemporáneos, los científicos y académicos empezaron a prestar más atención a las técnicas, tecnologías y conocimientos ancestrales, con la esperanza y el optimismo de que podrían dar respuesta a dichos retos». Por lo tanto, lo que hace 20 o 30 años era marginado y estigmatizado, precisamente por no ser considerado moderno, por no tener bases científicas, desde el punto de vista científico euroatlántico, ahora por fin está siendo reconocido.
No obstante, esta demanda de reconocimiento tiene muchos actores, y Taks señala a los movimientos sociales – sobre todo en América Latina y el Caribe – y más concretamente a los líderes de las comunidades indígenas como los que reclaman el reconocimiento y la valoración de sus formas de vida.
Resumiendo, sobre el tan esperado reconocimiento de los conocimientos ancestrales, Javier Taks afirma que proviene de «esta combinación de un reconocimiento de la ontología occidental sobre el potencial de estos conocimientos ancestrales y una reivindicación y revalorización por parte de los pueblos indígenas de nuestro continente».
Javier, que coordina el capítulo regional para América Latina y el Caribe de la Red Mundial de Museos del Agua (WAMU-NET), una iniciativa emblemática del UNESCO-PHI con la misión de promover la educación hídrica y la concientización sobre el valor del agua, reflexiona sobre la necesidad de, no una, sino una pluralidad de culturas del agua:
«El agua es una pluralidad de experiencias y ahí es precisamente donde entra esta idea de los saberes o prácticas ancestrales: muestran una gran diversidad de opciones y que ninguna de ellas es la única solución para todos los problemas, pues todos estos problemas deben ser abordados según los territorios particulares, los contextos culturales, los contextos históricos (…) no hay una única solución que valga para todos y esto nos hace revisar nuestra propria definición de universalidad» – concluye Javier.
Intercambiar para conocer más y obtener mejores soluciones
De la Conferencia Internacional “Hidrotecnologías ancestrales en Respuesta a la emergencia climática”, celebrada en Barcelona en febrero de 2023, reuniendo a 50 especialistas de diversas áreas del conocimiento, procedentes de 21 países diferentes, nació una gran voluntad común: la de elaborar una comunidad de prácticas ancestrales en modo de red, que tiene como función el intercambio de conocimiento y lo establecimiento de proyectos piloto en la región de América latina y Caribes donde se puedan comprobar las más valías de estas tecnologías.
“Se concluyó que hay suficiente evidencia científica para reconocer las virtudes de muchas de estas tecnologías ancestrales como respuestas a los desafíos de variabilidad del cambio climático, emergencias alimentares, de la salud, de reducción de desastres”, explica el Sr. Jorge Celi.
A su vez, tanto el Sr. Javier Taks como el Sr. Jordi Morató han subrayado que adoptar hidro tecnologías ancestrales, no quiere decir una reproducción exacta, más si la recuperación de su valor en diálogo con el conocimiento científico moderno, tratando de desarrollarlas localmente, con la posibilidad de extrapolarlas a otras regiones.
“La idea nos es replicar, más bien inspirar, abrir los ojos, la atención a algo que, quizás, está presente, pero todavía no lo hemos visto”, dice el Sr. Javier Taks, sobre los vacíos de conocimiento existentes, o sea, la necesidad de identificación de estos tipos de tecnologías ancestrales más allá de los lugares conocidos y con su trayectoria consolidada, identificando el Amazonas, las pampas, las islas en Caribe, el Ecuador, como posibilidades a explorar.
«Conocimiento ancestral es también reconocer una circulación de saberes que forman parte de la experiencia humana y que a veces no vienen directamente de un pueblo indígena u originario, sino que nos llegan como legado (…) Así que miren a su alrededor: en todas partes hay algún tipo de conocimiento ancestral, a veces más directo y a veces mediado por estos diálogos de la historia» – termina el Sr. Javier Taks sobre la necesidad de involucrar más a las comunidades locales, experimentando de un aprendizaje mutuo.
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