Álvaro Mellizo.- El Cairo.- La ciudad-emirato de Dubái – rica en petróleo, turismo de lujo por vía aérea e infraestructuras y proyectos megalómanos – acoge este año la Cumbre del Cambio Climático de las Naciones Unidas (COP28), un evento que por casi quince días buscará dar soluciones a la crisis ambiental desatada por el calentamiento global.
Dubái es el segundo emirato más rico y poblado de los siete que conforman los Emiratos Árabes Unidos (EAU), una economía boyante que se disparó con la explotación del petróleo tras la Segunda Guerra Mundial y que con los años se ha ido diversificándo con políticas fiscales muy laxas y una apertura total al comercio y las finanzas globales que han consolidado su papel como notable jugador en el tablero económico global pese a su pequeño tamaño.
El turismo y la construcción son sin embargo las nuevas piedras angularles de la economía de este lugar, ubicado en la costa del golfo Pérsico, de aguas color turquesa, arena fina, islas artificiales, descomunales rascacielos de acero y cristal – entre ellos el Burj Jalifa, la torre más alta del mundo-, enormes autopistas, denso tráfico, lujo y un desierto que se extiende inabarcable más allá de los estrechos límites de la ciudad.
Aproximadamente 3,5 millones de personas viven en Dubái, con unas particularidades demográficas muy marcadas.
La primera es que apenas el 20% de la población es emiratí, el resto son trabajadores migrantes. En una enorme proporción, estos provienen de países de sudeste asiático (Pakistán, India, Bangladesh o Filipinas). También hay una considerable proporción de migrantes africanos y occidentales (británicos, en su mayor parte).
Consecuencia de esto es que por cada mujer que reside en Dubái, hay aproximadamente 2,5 hombres.
Abierto con matices
Para los estándares de Oriente Medio – y de los propios EAU – Dubái es un lugar abierto y tolerante en materia social y religiosa, si bien aún existen severas restricciones.
El turismo es uno de los motores de la economía y sus hoteles y centros comerciales de lujo viven cómodamente en este mundo donde el dinero y el hecho de ser extranjero -particularmente occidental- abre puertas cerradas para otros, como por ejemplo consumir alcohol o interactuar en espacios públicos, ya sean bares o playas, con personas de otro sexo.
En su guía de “conciencia cultural”, la organización de la COP28 señala que, respecto a la población LGTBI “la sociedad de EAU es diversa y multicultural que acepta a todos”, si bien “en el espíritu de entendimiento mutuo” solicita a los visitantes que “respeten los valores sociales y culturales” del país, sin especificar cuales son éstos valores.
La guía pide también limitar las muestras de afecto en público y recomienda vestir con “modestia”, sin que haya prohibiciones expresas sobre el atuendo que pueda uno llevar o no llevar al país.
Legalmente, la homosexualidad y el sexo fuera del matrimonio están prohibidos con penas de prisión, aunque raramente se aplica. Los extranjeros sorprendidos en estas prácticas son expulsados del país.
Los derechos humanos y las libertades públicas son también objeto de debate tanto en Dubái como en el resto de los EAU, donde la sociedad civil apenas tiene participación política.
Dubái es una monarquía autoritaria en el que todo el poder se concentra en términos prácticos en la figura del monarca, el emir Mohamed bin Rashid, quien a su vez es el primer ministro, ministro de Defensa y vicepresidente de los EAU, una federación que otorga una gran independencia a los emiratos que la componen.
Human Rights Watch denunció recientemente su profunda preocupación por la crisis de derechos humanos en Emiratos, en especial por la persecución de defensores de los derechos humanos y disidentes políticos por parte del Gobierno.
“Emiratos detiene habitualmente a sus críticos, y las autoridades han ignorado o denegado las solicitudes de acceso al país de expertos de Naciones Unidas, investigadores de derechos humanos y académicos y periodistas que han criticado los abusos de EAU”, denunció la organización.
Expo 2020
La COP28 tendrá lugar en el recinto que acogió la Exposición Universal de Dubái 2020, que se desarrolló entre octubre de 2021 y marzo de 2022, un enorme complejo que mantiene aún varias de las instalaciones que se crearon para ese evento.
Alejado del centro de la ciudad, el lugar subsiste ahora como centro para exposiciones y eventos, algunas residencias de lujo “sostenibles”, centros de negocios y restaurantes.
Convenientemente aislado, pero también bien comunicado por metro, allí se concentrarán tanto la Zona Azul, restringida a comitivas oficiales y medios, como la Zona Verde abierta al público en general y a las actividades de la sociedad civil. Una valla separará ambos ambientes. EFEverde