Lo que se pretende es aumentar progresivamente la capacidad energética del país sin cambiar la base de lo que hay, mientras se garantiza que la nueva energía sea de baja huella de carbono. El país puede fortalecer estrategias que mejoren su matriz energética al 2050 aumentando de forma sistemática el consumo energético de fuentes no convencionales basadas en el viento, el sol, el mar, e incluso la nuclear.
Sergio Lopera Castro | Profesor asociado, Facultad de Minas Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín
En el Gobierno se habla de tres transiciones: energética, fiscal y exportadora. Estas exigen pensar de forma integral el problema. Hacer un uso más eficiente por ejemplo de las hidroeléctricas forma parte de la transición. Fuente: Juan Pablo Pino / AFP
Una de las banderas del actual Gobierno es que se debe reducir drásticamente la dependencia del petróleo en el país. En documentos anteriores se ha mostrado con cifras que Colombia no es un país extractivo, sino que tiene regiones con proyectos extractivos. Igualmente se ha mostrado que el país no es un gran dependiente de los combustibles fósiles, aunque sí son importantes sus aportes al PIB, que oscilan entre 4 y 6%, y en términos energéticos hoy se depende en un 69% de recursos fósiles, mientras el promedio mundial depende en un 85%.
El país puede fortalecer estrategias que mejoren su matriz energética al 2050 aumentando de forma sistemática el consumo energético de fuentes no convencionales y logrando en un horizonte de 30 años una disminución en el consumo de combustibles fósiles en el que se pase de 69 a 40%.
Cuando se analiza el programa de Gobierno del presidente Petro, no se definen allí objetivos ni metas, solo propósitos generales inspirados en un paradigma ético que busca llamar la atención sobre la necesidad de reducir drásticamente la extracción de hidrocarburos e incluso se plantea la necesidad de dejarlos enterrados.
Aquí es pertinente plantear las preguntas: ¿quién debe salvar el planeta?, ¿por qué un país que emite el 0,4 % de las emisiones debe echarse al hombro la responsabilidad de salvar el planeta?, ¿qué tan efectiva puede ser una decisión de tal propósito?, ¿qué implicaciones puede tener?
Una forma de hacer un análisis con fundamento puede ser proponer indicadores como emisiones de CO2 por punto del PIB, emisiones de CO2 por habitante, emisiones de CO2 por Gwh consumido, emisiones de CO2 por barril extraído. Para hacer este análisis es pertinente mirar países emergentes y países de economías fuertes. Proponemos mirar los casos de: Alemania, Noruega, Vietnam y Corea del Norte; para compararlos con el caso colombiano.
Tabla 1. comparación de emisiones y consumo energético / Fuente: elaboración propia con datos de https://datosmacro.expansion.com/
Como se puede observar en la tabla 1, Colombia es el país que tiene más bajas emisiones de CO2 totales y por habitante, y menor consumo de electricidad por persona. En este orden de ideas, cabe preguntar: ¿si la búsqueda de la reducción de hidrocarburos puede aportar al cambio climático global, no será más prioritario bajar los índices de pobreza priorizando el cierre de brechas en la explotación de proyectos minero energéticos?
De otro lado, para que Colombia llegue a los niveles de un país como Corea del Sur debe aumentar del orden de 7 veces el consumo por habitante, esto implica pasar de 17 GigaWats instalados a 119 GigaWatts, que a un costo de 4 millones de dólares el MegaWatt instalado, implica inversiones del orden de los 476.000 millones de dólares, esto es el 1,5 veces el PIB, que, diferido a 20 años, supone inversiones anuales del orden de los 23.000 millones de dólares. Si esta inversión se realiza desde el Estado, correspondería al 20% del presupuesto general de 2024, lo cual es irrealizable, así que tocará atraer inversión extranjera.
En este sentido, si se analizan los volúmenes de inversión extranjera en Colombia en los últimos 10 años, se puede observar que el mayor pico de inversión ha sido de 8.735 millones de dólares, por lo cual, lograr montos de inversión del orden de 23.000 millones de dólares es una tarea titánica que exige altos niveles de industrialización que a su vez permitan avanzar en la implementación de proyectos energéticos.
Figura 1. Inversión extranjera en Colombia. Fuente: Banco de la República.
El primer ministro de Hacienda de este gobierno habló de tres transiciones: energética, fiscal y exportadora. Estas exigen pensar de forma integral el problema y en este contexto los hidrocarburos son, evidentemente, el pilar de transformación no solo porque pueden ser la fuente de recursos sino porque pueden ser un recurso energético que es complementario y puede apalancar estas tres transiciones.
Es importante resaltar que si el país quiere trazar una política energética de Estado de largo aliento que permita la industrialización y el fortalecimiento de la innovación y el impulso de la economía desde las empresas de conocimiento, se debe dejar de pensar en “transición energética” y pensar en un concepto más completo que sería el de “expansión energética de baja huella de carbono” que permita aumentar sustancialmente la capacidad energética, pero no cambiando la base de lo que hay sino garantizando que la nueva energía de que se disponga sea de baja huella de carbono.
Hacer un uso más eficiente de las reservas de carbón, petróleo y gas forma parte de la transición. Fuente:. STR / AFP
Por ejemplo, tecnologías basadas en el viento, el sol, el mar, e incluso la nuclear, podrían ser parte de nuestra canasta energética futura. Pero el país debería también avanzar en el desarrollo de tecnologías que permitan reducir drásticamente las emisiones para hacer un uso más eficiente de las reservas de carbón, petróleo y gas que actualmente se tienen, dado que el problema no es del recurso, sino cómo usarlo logrando el mínimo impacto posible y no se trata de renunciar a él, sino de avanzar en curvas de conocimiento que permitan un uso más eficiente y garanticen los mínimos necesarios para garantizar la vida en el planeta.
Dado que no tiene ningún sentido pensar en cambiar la composición de la matriz actual, que es de hecho bastante limpia, cuando de lo que se trata es de aumentar la capacidad energética para poder acompañar los procesos de industrialización que se requieren para avanzar hacia un modelo de desarrollo fundamentado en empresas de conocimiento y creadoras de valor mediante la transformación de materias primas en productos terminados; esto para dejar atrás el actual modelo de desarrollo que permanece muy anclado en procesos de extracción de materias primas. Para conseguir ese objetivo y seguir una senda similar a la Corea del Sur, es necesario aumentar en un 700% la capacidad energética y ese aumento es el que debe hacerse con recursos de baja huella de carbono.
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