Victoria en San Siro para los nerazzurri, que vuelven a lo más alto de la clasificación a falta de 8 jornadas para el final del campeonato. Partido abierto y cerrado con goles de Dimarco y Sánchez, victoria número 150 de Inzaghi en el banquillo del Inter
Los líderes de la liga se van. Son las voces de San Siro las que marcan los minutos finales del Inter-Empoli, momentos en los que el público nerazzurri saluda al equipo nerazzurri, una vez más capaz de imponer su juego, de marcar, de dar destellos de fútbol dignos de aplausos. Ganar: eran necesarios tres puntos para recuperar el ritmo y continuar una racha interrumpida por el parón internacional. Dos goles, uno arriba y otro atrás en un partido nada banal y predecible. 2-0 en Empoli, las firmas de Dimarco y Alexis. Es un placer celebrar juntos este lunes lluvioso, transformado en sereno por los hermosos y brillantes colores nerazzurri en las camisetas especiales usadas para la ocasión.
Demasiados, 15 días sin el Inter. Sin el calor de la gente, sin el césped de San Siro para recorrer a toda velocidad. Y luego hay demasiadas ganas de empezar de nuevo, hacia un objetivo común, con el espíritu inmutable y una voluntad de hierro. Así, el Inter-Empoli comienza a toda velocidad para los nerazzurri: lanza el balón hacia la portería de Caprile, obligado en el cuarto a detener un cabezazo de Lautaro. Los mecanismos del equipo de Inzaghi funcionan, aunque cuidadosos en la fase defensiva, donde hay que vigilar a Cambiaghi, rápido, ágil, ágil en todos los frentes.
Sin embargo, el Inter quiere llevar el partido por su propio camino y liderarlo. Lo hace tras poco más de cinco minutos, al final de una jugada bonita, con muchos protagonistas, con mucho balón en el suelo. Cautivante, el Inter hizo trabajar a todos sus hombres y nuevamente llegó un gol construido por dos defensores: Bastoni por la izquierda encontró la tercera asistencia consecutiva, sacando a Dimarco en el centro del área. Federico, que ya marcó contra el Empoli en el partido de ida, se convierte primero en gol. Precioso zurdazo que enloquece a San Siro.
El equipo de Nicola no retrocede ni un centímetro, empujado por los extremos y capaz de marcar. Cuando el Inter acelera, se desgarra, es inalcanzable. Bastoni se muestra en excelente forma y tras la asistencia estuvo a punto de marcar un eurogol: centro favorecido por el tacón de Lautaro, gran zurdazo con Caprile que instintivamente desvía al palo. En la fase central de la segunda parte el Inter hizo su máximo esfuerzo para duplicar la ventaja, sin suerte. Así que Audero tuvo que sellar la puerta al disparo lejano de Marín.
No es un partido obvio, la ventaja no protege contra sorpresas. El Empoli juega con la cabeza en alto y obliga al Inter a retroceder. Cambiaghi es siempre el más vivaz y peligroso. Por momentos, al Inter le falta brillantez para cerrar jugadas construidas con gran técnica. Como siempre, la contribución de los defensores es única: Bastoni siempre está en el centro del juego, a Pavard se le niega el gol, primero por un despeje fortuito de Thuram y luego por una maravillosa intervención de Bereszynski.
Insidioso, este Empoli. Las reanudaciones de Niang y Cambiaghi saben prolongar la emoción de un partido que al público le hubiera gustado terminar temprano. Pero no, hay que sudar hasta el final. Los cambios: Asllani, Carlos Augusto (regresa), luego Dumfries y Alexis. Finalmente Frattesi. Precisamente dos nuevos jugadores pusieron punto y final al partido, con un gol ansiado y fundamental. El 2-0 lo inspiró Barella, que también estuvo arrollador en este partido: polivalente, centrocampista, dominante en todas las fases y capaz de crear muchas oportunidades para él y sus compañeros.
En el minuto 81 su toque para Dumfries, quien hizo bien en encontrar a Sánchez en el centro del área, para el más cómodo de los toques. El gol del chileno, ante la afición nerazzurra, para un final totalmente nerazzurri, para un coro único y continuo, hasta la despedida al final del partido. Ocho partidos, un objetivo a conseguir juntos. Vamos, Inter. Después de usted.
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