© UNHCR/Eduardo Aigner
Un hombre vadea las aguas en Porto Alegre, Rio Grande do Sul, Brasil.
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Las fuertes lluvias, vientos y frío han devastado el sur del país sudamericano dejando al menos 107 muertos y más de 130 desaparecidos. El organismo para los refugiados colabora con las autoridades locales en la evaluación de las necesidades y la distribución de suministros esenciales. Según los meteorólogos, las precipitaciones continuará durante el fin de semana.
Las lluvias torrenciales que azotan el sur de Brasil desde finales de abril provocando crecidas de los ríos en el estado de Río Grande del Sur han causado inundaciones en ciudades y zonas densamente pobladas, dejando más de un centenar de muertos, otros tantos desaparecidos y siniestrando a más de 1,7 millones de personas.
La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) trabaja con las autoridades federales, estatales y municipales, así como con organismos humanitarios de Brasil para mitigar el grave impacto de estos fenómenos meteorológicos extremos debidos en gran parte al cambio climático y exacerbados por el actual episodio de El Niño.
Hasta el momento, las cifras oficiales dan cuenta de 107 fallecidos y 134 desaparecidos, además de cuantiosas pérdidas materiales.
El portavoz en Ginebra de ACNUR explicó que el personal de esa dependencia colabora con las autoridades en la evaluación de las necesidades de la población afectada y en la distribución de insumos de ayuda como mantas y colchones para paliar el frío y los vientos del otoño austral.
Entre los siniestrados hay unos 41.000 refugiados
En conferencia de prensa, William Spindler indicó que entre los afectados se incluyen unos 41.000 refugiados y otras personas que necesitan protección internacional, incluidos muchos venezolanos y haitianos que viven en las zonas de desastre, a algunas de las cuales sólo se puede llegar en barco.
Según los datos gubernamentales, en Río Grande del Sul viven más de 21.000 venezolanos que fueron reubicados ahí en abril de 2018 desde el estado de Roraima, en la frontera norte del país con Venezuela.
Dado el aislamiento de muchas comunidades, ACNUR brinda apoyo técnico para facilitar las comunicaciones y llevar a los refugiados y migrantes acceso en su idioma a información oficial sobre recomendaciones de protección y riesgos en los lugares donde viven.
© ACNUR/Eduardo Aigner
Inundaciones en el centro histórico de Porto Alegre, en Río Grande del Sur, Brasil.
Emisión de documentos
En los próximos días, la Agencia ayudará con la emisión de documentos para casos en los que éstos se hayan perdido o dañado.
La intención es “garantizar que los refugiados y solicitantes de asilo sigan accediendo a beneficios sociales y servicios públicos”, detalló Spindler.
El organismo de la ONU también colabora con los equipos locales de la sociedad civil que ofrecen asistencia psicológica y responden a los casos más vulnerables tanto entre los refugiados como en las comunidades de acogida.
Además está enviando a Brasil suministros de ayuda adicionales, como refugios de emergencia, utensilios de cocina, mantas, lámparas solares y kits de higiene, desde sus reservas regionales y del norte de Brasil.
Los fenómenos meteorológicos extremos en Brasil han sido frecuentes y más devastadores en los últimos años, incluidas sequías en la región amazónica y lluvias intensas en los estados de Bahía y Acre.
ACNUR estima que se necesitan 3,21 millones de dólares para satisfacer las necesidades más urgentes, que incluyen asistencia financiera directa a las personas afectadas y provisión de artículos de socorro esenciales.
Más del 85% del territorio de Río Grande del Sur sufre inundaciones, que han obligado a unas 68.000 personas a vivir en refugios improvisados, mientras que más de 327.000 han abandonado sus hogares.
Las lluvias continuarán
Los meteorólogos han advertido de más lluvias intensas acompañadas de vientos fuertes en todo el estado hasta este fin de semana.
ACNUR recordó que los fenómenos climáticos graves afectan desproporcionadamente a los refugiados y a otras personas que solicitan protección internacional y que son insuficientes los recursos para aliviar las necesidades de los desplazados y de las comunidades que los acogen.
“Sin ayuda para prepararse, resistir y recuperarse de las crisis relacionadas con el clima, enfrentan un mayor riesgo de sufrir nuevos desplazamientos”, dijo Spindler.
En abril de 2024, ACNUR lanzó su primer Fondo de Resiliencia Climática con el objetivo de aumentar la resiliencia de los refugiados, las comunidades desplazadas y sus anfitriones ante la creciente intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos relacionados con el cambio climático.
© ACNUR/Eduardo Aigner
Trabajadores de rescate navegan las inundaciones del centro histórico de Porto Alegre, Río Grande del Sur, Brasil.
Cae en tres días la lluvia de más de dos meses
Esta semana, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) señaló que el desastre en Brasil, al igual que las inundaciones en África Oriental, resaltan la necesidad de una respuesta más integrada al fenómeno El Niño y a los impactos del cambio climático
Asimismo, subrayó la urgencia de que se establezcan sistemas de alerta temprana para toda la población.
La OMM detalló que en algunas regiones brasileñas, especialmente en los amplios valles centrales, mesetas, laderas montañosas y áreas metropolitanas, los volúmenes de lluvia superaron los 300 milímetros en menos de una semana, citando el caso extremo del municipio de Bento Gonçalves, que alcanzó los 543,4 mm de agua.
Porto Alegre, por su parte, recibió 258,6 mm de lluvia en sólo tres días, una cantidad que corresponde a más de dos meses de lluvias.
La OMM agregó que el periodo entre finales de abril y principios de mayo de 2024 experimenta la influencia de El Niño y que este fenómeno, responsable del calentamiento de las aguas del Pacífico, contribuyó a bloquear frentes fríos y concentrar los sistemas de áreas de inestabilidad sobre Rio Grande del Sur.
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