• Todavía es técnicamente posible alcanzar el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5 ºC, pero se requiere una movilización mundial masiva liderada por el G20 para reducir todas las emisiones de gases de efecto invernadero, desde hoy mismo.
  • Si no mejoramos las políticas vigentes, el mundo llegará a un aumento catastrófico de la temperatura de hasta 3,1°C.
  • Los compromisos actuales con plazo para 2030 no se están cumpliendo; incluso si se cumplieran, el aumento de la temperatura mundial solo se limitaría a entre 2,6 y 2,8°C 

Cali/Nairobi, 24 de octubre de 2024. Las naciones deben comprometerse colectivamente a reducir el 42% de las emisiones anuales de gases de efecto invernadero antes de 2030 y el 57% para 2035 en la próxima ronda de Contribuciones Determinadas a nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés). Asimismo, deben respaldar sus promesas con acciones rápidas; de lo contrario, el objetivo de 1,5°C del Acuerdo de París se tornaría, dentro de unos años, imposible de alcanzar , según un nuevo informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

Las NDC actualizadas serán consolidadas por los países a principios de 2025, antes de las conversaciones sobre el cambio climático de la COP30 en Brasil. El Informe del PNUMA sobre la Brecha de Emisiones 2024: No más promesas de humo, por favor concluye que, si no se aumenta la ambición en estas nuevas NDC ni se empieza a cumplir inmediatamente, el mundo se encaminaría hacia un aumento de la temperatura de entre 2,6 y 3,1 °C a lo largo de este siglo. Un aumento de tal magnitud provocaría consecuencias incapacitantes para las personas, el planeta y las economías.

El escenario de 2,6 °C se basa en la plena aplicación de las NDC incondicionales y condicionales en vigor. Si únicamente se cumplen las actuales NDC incondicionales, el calentamiento global sería de 2,8 ºC. Si se mantuvieran las políticas actuales sin las NDC, el calentamiento sería de 3,1 °C. En estos escenarios, todos ellos con una probabilidad superior al 66%, las temperaturas seguirían aumentando a lo largo del presente siglo. Si a la plena aplicación de las NDC incondicionales y condicionales se añadieran compromisos de cero emisiones netas, se podría limitar el calentamiento global a 1,9 °C; sin embargo, a la fecha existe poca confianza en la aplicación de estos compromisos de cero emisiones netas.

«Ha llegado el momento de máxima presión para el clima. Necesitamos una movilización mundial a una escala y a un ritmo nunca vistos, una movilización que comience ahora mismo, antes de la próxima ronda de compromisos climáticos. De lo contrario, el objetivo de los 1,5 °C pronto morirá y el objetivo [de limitar el calentamiento global] por debajo de los 2 °C entrará a la unidad de cuidados intensivos —declaró Inger Andersen, Directora Ejecutiva del PNUMA—. Insto a todas las naciones: ¡no más promesas de humo, por favor! Aprovechen las próximas conversaciones de la COP29 en Bakú (Azerbaiyán) para aumentar la acción desde ahora, abran el camino para lograr unas NDC más sólidas y, luego, juéguense el todo por el todo para lograr la senda de los 1,5 °C».

«Incluso si el mundo supera los 1,5 °C (y las probabilidades de que esto ocurra aumentan cada día), debemos seguir luchando por un mundo sostenible y próspero con emisiones cero netas. Cada fracción de grado evitada cuenta en cuanto al número de vidas salvadas, economías protegidas, daños evitados, biodiversidad conservada y la capacidad de reducir rápidamente cualquier rebasamiento futuro de la temperatura», agregó Inger Andersen.

Asimismo, el informe examina lo que se necesitaría para conseguir limitar el calentamiento global por debajo de 2 °C. Para lograr este objetivo, las emisiones deben reducirse un 28% de aquí a 2030 y un 37% para 2035 (respecto a los niveles de 2019). El horizonte 2035 será el nuevo plazo que se incluirá en las próximas NDC.

En el informe también se destacan las consecuencias de retrasar las medidas. Los recortes necesarios se basan en los niveles de 2019 como referencia, pero las emisiones de gases de efecto invernadero han aumentado desde entonces hasta alcanzar un máximo histórico de 57,1 gigatoneladas de dióxido de carbono equivalente en 2023. Aunque esto supone una diferencia marginal en los recortes globales necesarios entre 2019 y 2030, el hecho de retrasar las medidas urgentes necesarias implica que hay que reducir un 7,5% de las emisiones cada año hasta 2035 para lograr el objetivo de 1,5 ºC, y un 4% anual para lograr el objetivo de 2 ºC. La magnitud de los recortes anuales necesarios aumentará con cada año de retraso.

1,5 °C sigue siendo técnicamente posible, pero se necesita un gran esfuerzo

El informe muestra que, desde el punto de vista técnico, existe un potencial de reducción de emisiones en 2030 de hasta 31 gigatoneladas de CO2 equivalente (lo que representa cerca del 52% de las emisiones de 2023) y de 41 gigatoneladas para el horizonte 2035. Con ello se reduciría la brecha de emisiones para lograr el objetivo de 1,5 °C en ambos años, y el costo requerido estas medidas de mitigación sería inferior a 200 dólares por tonelada de CO2 equivalente.

Un incremento en el despliegue de tecnologías de energía solar fotovoltaica y energía eólica podría aportar el 27% de este potencial total de reducción de emisiones en 2030 y el 38% en 2035. Las medidas climáticas basadas en los bosques podrían aportar un 20% del potencial en ambos años. Otras opciones importantes son las medidas de eficiencia energética, la electrificación y el reemplazo de combustibles fósiles en los sectores de la construcción, el transporte y la industria.

Hacer realidad este potencial demuestra que es posible alcanzar los objetivos de la COP28 sobre: triplicar la capacidad de las energías renovables para 2030, duplicar la tasa media anual mundial de mejora de la eficiencia energética para 2030, aplicar una transición para alejarse de los combustibles fósiles, así como conservar, proteger y restaurar la naturaleza y los ecosistemas.

Sin embargo, para aprovechar siquiera parte de este potencial se requerirá una movilización internacional sin precedentes y un enfoque que involucre todas las partes de los gobiernos, centrado en medidas que maximicen los beneficios socioeconómicos y ambientales y reduzcan al mínimo las repercusiones negativas.

Para lograr un balance de cero emisiones netas, es necesario multiplicar por seis, como mínimo, la inversión en las medidas de mitigación de emisiones, lo que debe ir respaldado por una reforma de la estructura financiera mundial, una firme implicación del sector privado y la cooperación internacional. Estos requisitos son asequibles: la inversión incremental estimada para lograr cero emisiones netas es de entre 0,9 y 2,1 billones de dólares anuales desde 2021 hasta 2050. Estas inversiones generarían beneficios en costos evitados en los ámbitos del cambio climático, la contaminación atmosférica, los daños a la naturaleza y los impactos en la salud humana. A modo de referencia, la economía mundial y los mercados financieros realizan transacciones que totalizan unos US$ 110 billones cada año.

Los miembros del G20, responsables de la mayor parte de las emisiones totales, deben hacer el trabajo pesado. Sin embargo, este grupo aún no está en condiciones de cumplir ni siquiera las NDC vigentes. Los miembros que más emiten tendrán que tomar la iniciativa aumentando drásticamente sus medidas de compromiso climático ahora en la actualización de 2025 y en los compromisos de plazos posteriores.

Los miembros del G20, salvo la Unión Africana, representaron el 77% de las emisiones en 2023. La incorporación de la Unión Africana como miembro permanente del G20, que duplicó con creces el número de países representados, de 44 a 99, elevó el porcentaje de emisiones tan solo un 5% (de 77% a 82%), lo que pone de manifiesto la necesidad de establecer responsabilidades diferenciadas entre las naciones según su cantidad de emisiones. Será esencial reforzar el apoyo internacional y mejorar la financiación climática para garantizar que los objetivos de cambio climático y de desarrollo se cumplan de forma equitativa en el conjunto de los miembros del G20 y en los países de todo el mundo.

El diseño de las NDC es decisivo

En el informe también se describe cómo garantizar que las NDC actualizadas estén bien diseñadas y que sean específicas y transparentes para que permitan que los países cumplan sus nuevas promesas. Las NDC deben incluir todos los gases enumerados en el Protocolo de Kyoto, abarcar todos los sectores, fijar objetivos específicos, ser explícitas sobre los elementos condicionales e incondicionales y ofrecer transparencia sobre cómo su actualización refleja un equilibrio justo entre los esfuerzos prometidos y la mayor ambición posible hacia el objetivo de 1,5 °C.

Resulta crucial que los países describan detalladamente en las NDC cómo pueden alcanzarse los objetivos nacionales de desarrollo sostenible al mismo tiempo que los esfuerzos para reducir las emisiones, e incluir planes de aplicación detallados con mecanismos de revisión y rendición de cuentas. En el caso de las economías de mercado emergentes y en desarrollo, las NDC deben incluir detalles sobre el apoyo y la financiación internacionales que necesitan.

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