En esta ciénaga del Magdalena se rompe la creencia de que estos ecosistemas son solo “sala cunas” o “guarderías” en donde los peces pequeños se crían dentro de las raíces para protegerse de los depredadores o tener condiciones favorables, y que cuando son más grandes salen a otros hábitats. Allí, en medio de las aguas turbias, el vínculo entre manglares y peces es mucho más complejo y profundo.

David Sánchez | Doctor en Ciencias – Biología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Caribe

El término “sala cuna” dado a los manglares obedece especialmente a estudios en sistemas de manglares de aguas oligotróficas, o con pocos nutrientes, en donde es fácil observar dónde están los peces, utilizando una careta.

Por el contrario, esta técnica no se puede utilizar en los sistemas de manglares con aguas turbias, que generalmente están sujetos a altas cargas de nutrientes, donde las praderas marinas y las formaciones coralinas están ausentes. De estos sistemas se conocía poco sobre qué pasaba con el uso diferencial de hábitats, y si el rol de los manglares como salas cunas para los peces era importante.

El doctor en Biología en Marina David Alejandro Sánchez Núñez, docente de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede de La Paz, realizó una investigación junto con Efraín Viloria Maestre y Mario Rueda, del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras de Colombia José Benito Vives de Andréis (Invemar).

El trabajo consistió en analizar cómo las especies usan el hábitat. En este caso se tomaron dos hábitats y 14 especies de peces de relevancia comercial en la Ciénaga Grande de Santa Marta, a saber: sábalo (Megalop atlanticus), macabí (Elops smithi), mojarra rayada (Eugerres plumieri), chivo cabezón (Ariopsis canteri), robalo (Centropomus undecimalis), lisa (Mugil incilis), lebranche (Mugil liza), mapale (Cathorops mapale), tilapia (Oreochromis niloticus), mojarra peña (Caquetaia krausi), cuatro ojos (Megaleporinus muyscorur), bocachico (Prochilodus magdalenae), moncholo (Hoplias malabaricus) y arenca (Triportheus magdalenae).

Para ello se basaron en las frecuencias de captura por talla registradas por el Sistema de Información Pesquera de Invemar (Sipein) entre 1994 y 2020, para la pesca artesanal de la Ciénaga Grande de Santa Marta. Específicamente utilizaron las frecuencias de captura del arte de pesca boliche, que realiza maniobras de cerco semicirculares con redes de enmalle, tanto en manglares como en lagunas costeras. Además, las aguas someras son golpeadas para generar resuspensión de los sedimentos y anoxia en los peces.

“Las lagunas costeras son espejos de agua que están expuestos directamente al sol y el viento; en sus bordes o riberas se desarrollan los árboles de manglar, los cuales gracias a sus copas generan sombra y temperaturas del agua más bajas; además refugios y aguas tranquilas por sus raíces aéreas que caen al agua desde el tronco disminuyendo la fuerza del oleaje y las mareas. Así se generan dos hábitats muy diferentes para los peces”.

“En el estudio se analizó la frecuencia diferencial de los peces en el manglar y en las lagunas costeras, considerando diferentes tamaños de los peces y condiciones de variabilidad climática”, explica el doctor en Biología.

Se observaron diferentes estrategias en el uso de estos hábitats, así: especies como el sábalo y el róbalo utilizan predominante el manglar como juveniles; la mojarra rayada, la tilapia, el bocachico y el moncholo utilizan predominantemente el manglar, tanto juveniles como adultos; el chivo cabezón y la mojarra peña utilizan más las lagunas costeras como juveniles, y más el manglar como adultos; otros están en varios hábitats, como el cuatro ojos, que transita entre el manglar y las lagunas costeras; y algunos utilizan poco el manglar y mucho las lagunas costeras, como la lisa, el lebranche, el mapalé y la arenca.

El aumento del uso de los manglares por peces más grandes se relacionaría con cambios en su dieta y con una estrategia de evasión de depredadores. Foto: Pro-Ciénaga, 1995.El aumento del uso de los manglares por peces más grandes se relacionaría con cambios en su dieta y con una estrategia de evasión de depredadores. Foto: Pro-Ciénaga, 1995.

“Los peces más grandes de varias especies también buscan el manglar para evitar ser cazados por aves y pescadores. En estas aguas turbias los peces adultos están tranquilos cuando la columna de agua es profunda en las lagunas costeras, porque allí se camuflan, pero cuando el nivel del agua baja (ante sequías condicionadas por El Niño-Oscilación del Sur) buscan el manglar para protegerse”, explicael biólogo.

Cifras de la vida en las profundidades del manglar:

  • Más del 40 % de los manglares del mundo se encuentran en sistemas deltaicos (donde desembocan los ríos en el mar), y es precisamente allí donde menos se han estudiado las relaciones entre manglares y peces.
  • La mojarra rayada, la tilapia, el bocachico y el moncholo tienen alta dependencia del manglar cuando están en la Ciénaga Grande de Santa Marta, no solo como juveniles sino también como adultos.
  • Los juveniles de sábalo y robalo son relativamente grandes, alcanzando los 85 cm y 65 cm respectivamente, y casi con exclusividad se encuentran en los manglares, por lo que se considera que son altamente dependientes a estos ecosistemas.
  • Las tallas grandes de 6 especies de peces: sábalo, macabí, robalo, lisa, lebranche y chivo cabezón incrementan el uso de los manglares a bajas profundidades del agua, lo que ocurre durante El Niño o en las estaciones secas, cuando el riesgo de depredación es mayor en las lagunas costeras.

Foto 3. El uso de los manglares aumentó en tamaños considerables a bajas profundidades del agua, lo que generalmente ocurre bajo condiciones de El Niño.

Foto: Khaled Desouki / AFP.

El uso de los manglares aumentó en tamaños considerables a bajas profundidades del agua, lo que generalmente ocurre bajo condiciones de El Niño. Foto: Khaled Desouki / AFP.El uso de los manglares aumentó en tamaños considerables a bajas profundidades del agua, lo que generalmente ocurre bajo condiciones de El Niño. Foto: Khaled Desouki / AFP.

  • El uso frecuente de los manglares por parte de la mojarra rayada seguramente obedece a la plasticidad de su dieta, ya que esta especie era predominante en las lagunas costeras antes de la pérdida de su principal fuente de alimento, el molusco Mytillopsis sallei, entre 1996-2000. Las poblaciones de este molusco colapsaron en la Ciénaga Grande de Santa Marta tras quedar sepultados sus hábitats: los bancos de ostras, por la alta carga de sedimentos provenientes de los canales que reconectaron desde 1996 el sistema lagunar con el río Magdalena.
  • La mojarra peña incrementa notablemente el uso del manglar cuando cambia su dieta de omnívora a completamente piscívora, lo que ocurre cuando alcanza los 25 cm.
  • El mapalé, la arenca, la lisa y el lebranche residen mayoritariamente en las lagunas costeras, incluyendo juveniles y adultos, aunque, como se mencionó antes, los individuos de mayor tamaño de las dos últimas especies buscan el manglar cuando el nivel de inundación es bajo.

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