La temperatura y, por lo tanto, el cambio climático pueden afectar a la productividad económica de un país. Así se desprende de un estudio que publica la revista «Nature», que analiza la relación entre la productividad económica global y la temperatura. El estudio revela que la productividad económica inicialmente crece al aumentar la temperatura promedio anual, pero tiene un límite, que se sitúa en los 13ºC, a partir de ahí la productividad va disminuyendo a medida que la temperatura aumenta.

Ya estamos experimentando los impactos económicos del cambio climático –olas de calor, por ejemplo, que están aumentando los costes relacionados con la salud y absentismo de los empleados, así como la reducción de los rendimientos de los cultivos–. Pero los intentos de calcular el coste de unas temperaturas más cálidas habían arrojado resultados contradictorios en cuanto al acoplamiento de la temperatura y la productividad económica tanto en el mercado individual (microeconomía) como en la economía en su conjunto (macro), y entre países ricos y pobres.

Marshall Burke, investigador del departamento de Ciencias de la Tierra en la Universidad de Stanford (California) y autor principal del estudio, utilizó datos económicos de 166 países entre 1960 y 2010 para demostrar que la productividad económica general no es lineal (aumenta inicialmente, para luego disminuir a partir de un cierto punto) en relación con la temperatura en todos los países, con una productividad que decae bruscamente a altas temperaturas. La conclusión es que todo tipo de actividad económica en todo tipo de países está muy influenciada por los cambios en el clima global.