Mientras los líderes políticos reunidos en la cumbre del clima (COP21) ultimaban hoy la adopción de un acuerdo contra el calentamiento global, en las calles de París se concentraron miles de ciudadanos en defensa del medioambiente.
Cerca del Arco de Triunfo, manifestantes unidos por el color rojo en sus prendas, banderolas o paraguas formaron un cordón humano a ambos lados de la avenida como símbolo de la línea roja que no se debe traspasar con el clima.
Entre ambas columnas, activistas con rosas y tulipanes rojos en honor a las víctimas del calentamiento global desplegaron una larga pancarta.
A pesar de la prohibición de manifestarse, la Prefectura de Policía autorizó varias concentraciones en la capital y movilizó a 2.000 agentes para controlarlas, indicó el prefecto, Michel Cadot. Los participantes debieron atravesar los controles de los agentes antes de sumarse a las mismas.

Desconfianza:
La desconfianza hacia el documento pactado en Le Bourget para “contener” el alza de las temperaturas en 2 grados centígrados y “esforzarse” en limitarla a 1,5 grados era generalizada entre los asistentes.
“Es un acuerdo mediocre. Los países no logran ponerse de acuerdo sobre los objetivos de reducción de emisiones que necesitamos. Por eso estamos hoy aquí, para decirles que si ellos no lo hacen, nosotros lo vamos a conseguir”, destacó el activista peruano Antonio Zambrano, de 32 años.
Paul Rixen, belga de 52 años, que agitaba un cartel con las palabras “Fracaso de París”, juzgó que “se ha desaprovechado una cita histórica”.

“No es lógico que aparezca una sola mención a los combustibles fósiles cuando son los principales causantes de los gases contaminantes”, subrayó un responsable de la ONG Ecologistas en Acción, Samuel Martín Sosa.

Sosa, de 43 años, consideró que los ciudadanos no deben dejar el clima en manos de los líderes mundiales, sino que deben promover ellos mismos las soluciones, una idea que las ONG organizadoras de la protesta habían destacado en su convocatoria.
“La sociedad civil no ha tenido un hueco en las negociaciones, pero ha participado en los retos medioambientales a través de charlas, propuestas y alternativas”, agregó su compañero Luis Rico, de 37 años.
La septuagenaria Estelle Le Touzé coincidió asimismo en la importancia de que la ciudadanía “vigile que se cumplan los compromisos”.
“Estoy aquí para defender el futuro de mis nietos. Pero no basta con manifestarse, también tenemos que cuidar el clima en nuestros gestos cotidianos”, expresó esta militante de “Abuelos por el Clima”.
Justicia climática :
Durante la marcha, los toques de bocina cedían paso al clamor de la multitud, que coreaba consignas a favor de la justicia climática, según la cual, los países ricos deben compensar a los pobres por los daños climáticos causados.
En ese sentido, el sexagenario Rodrigo de Castro, subrayó la importancia de “proteger a las poblaciones vulnerables”. Este brasileño pidió “aprender a vivir de forma sostenible”, ya que “si solo combatimos los desafíos climáticos mediante la tecnología, no resolvemos la cuestión esencial”.
Con el rostro dibujado de granate como protesta, la activista Véronique Michel, denunció la “falsedad” de la COP21, ya que “las compañías más contaminantes se hacen pasar por verdes”.

Los ciudadanos hicieron oír su voz en otros puntos de la capital, en especial en los Campos de Marte, frente a la Torre Eiffel, donde se formó una extensa cadena humana.
“Hemos traspasado una frontera. Esto ya no solo afecta a los seres humanos,sino también a la naturaleza. Ella puede sobrevivir sin nosotros; nosotros sin ella, no”, resumió Michel. EFEverde