El agua es la fuente de la vida y en este planeta una minúscula cantidad, menos del 1% del agua, está disponible para cerca de 7 billones de persona y una multitud de ecosistemas de agua dulce. Esa minúscula cantidad es la que tenemos que utilizar para cubrir todas nuestras necesidades, riego, industria, agua potable y servicios sanitarios y las necesidades de miles, sino millones, de otras especies con las que compartimos el planeta.

El estilo de vida medio americano exige unos 6.800 litros diarios y el 70% de esa cantidad está destinado a sustentar nuestra alimentación. Si cada uno de nosotros aprendiera a conservar solo un poco más de agua, podríamos conseguir grandes ahorros. La compañera de Freshwater de National Geographic, Sandra Postel, piensa que deberíamos comenzar con estos sencillos cambios:

Elige un jardín exterior apropiado a tu clima. Las plantas y el césped autóctono que prosperan únicamente gracias al agua de lluvia son los mejores.
Instale alcachofas de ducha de bajo caudal y aireadores para los grifos. Al ahorrar agua caliente, también reducirá su factura eléctrica.
Si está buscando un inodoro, compre uno de bajo volumen, ultra bajo volumen o con doble cisterna.
Arregle los grifos que goteen. Todas esas gotas desperdiciadas pueden llegar a alcanzar los 37-95 litros de agua al día.
Solo ponga en funcionamiento el lavavajillas y la lavadora cuando estén llenos. Cuando sea la hora de sustituirlos, compre un modelo que sea eficiente en cuanto al consumo de agua y energía. Recuerde que ahorrando agua, ahorra energía y ahorrando energía, ahorra agua.
Coma un poco menos de carne, especialmente ternera. La fabricación de una hamburguesa normal puede requerir unos 2.300 litros.
Compre menos cosas. La fabricación de todas las cosas gasta agua. Así que si compramos menos, reducimos nuestro consumo de agua.
Recicle el plástico, el vidrio, los metales y el papel. Compre productos reutilizables en lugar de productos de usar y tirar, ya que la fabricación de casi todo requiere agua.
Cierre el grifo mientras se cepilla los dientes y lava los platos. Recorte en un minuto o dos el tiempo que dedica a la ducha. Incluso las cosas más pequeñas pueden marcar la diferencia si las hacen millones de personas.
Entérese del origen del agua que bebe, el río, el lago o el acuífero que suministre a su hogar. Una vez que lo conozca, se preocupará por él. No querrá malgastar el agua.

nationalgeographic.es