Tras estudiar el comportamiento de cinco especies dominantes de árboles en áreas mediterráneas de montaña, investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), en España, han comprobado que existe una compensación entre la supervivencia de los nuevos ejemplares y el crecimiento de los ya existentes. Para hacer frente al cambio climático las poblaciones de árboles inician un proceso de estabilización de la demografía en las primeras etapas del crecimiento.

El estudio, publicado en Perspectives in Plant Ecology, Evolution and Systematics, se ha centrado en medir el impacto del cambio climático en ejemplares de árboles juveniles (de entre dos y cinco años) bien establecidos y con posibilidades de llegar a adultos en áreas mediterráneas de montaña.

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En concreto, los científicos analizaron tres especies cuyo límite de su distribución se encuentra en estas regiones: el pino silvestre (Pinus sylvestris), el pino negro (Pinus uncinata) y el haya común (Fagus sylvatica), y dos propiamente mediterráneas, la encina (Quercus iliex) y el pino laricio (Pinus nigra subespecie salzmmanii).