El calentamiento de las aguas de los océanos está poniendo en peligro la supervivencia de una de las especies más queridas de Australia, el pingüino enano. Y es que un estudio revela que la especie Eudyptula minor tiene cada vez más dificultades para encontrar alimento debido a la migración de peces por el calentamiento del océano.
El pingüino enano no alcanza el metro de altura. Tan solo 30 centímetros le separan del suelo. Se alimenta de peces, sobre todo sardinas, una especie que es sensible al calor que busca aguas más frías.
“Estamos viendo que los años cálidos son bastante malos para los pingüinos, y no es una locura pensar que si la temperatura sigue aumentando, las cosas podrían empeorar”, ha comentado Gemma Carroll, licenciada de la Universidad Macquiarie de Sydney quién ha liderado el estudio de la continuidad de esta especie.
Aunque quizá no sean tan queridos ni conocidos como los koalas o los canguros, los pingüinos mini son uno de las razas más carismáticos de Australia.
Muchos viven en colonias en las islas que salpican las costas este y sur del país, donde los turistas se deleitan con los graciosos desfiles nocturnos de los pingüinos que caminan como patos por la orilla.
Estas diminutas aves son hogareñas, y solo se aventuran a salir fuera de sus colonias para cazar peces. Y cada vez es más frecuente.
Los torrentes y las sardinas
Preocupada por la disminución durante las últimas décadas de la población de los pingüinos mini -también denominados pingüinos hadas-, Carroll ha estado visitando y siguiendo a un grupo de estas aves en la isla de Montague durante tres años. Los resultados de su investigación se presentaron la semana pasada en la cita anual del American Geophysical Union’s Ocean Sciences en Nueva Orleans.
La vida de estos pingüinos depende de la corriente de Australia Oriental, un gran torrente de agua de los trópicos que agita el fondo marino en primavera.
El remolino que provoca en el fondo alimenta con nutrientes el plancton, convirtiéndose a su vez en alimento para especies más grandes en la cadena alimentaria. Todo este banquete de vida nutre a las sardinas, el alimento principal de los pingüinos pequeños.
Los datos recogidos por Carroll son claros: los pingüinos se alejan de las aguas más cálidas buscando alimento, el de las sardinas sensibles al calor que buscan aguas más frías.
El estudio comenzó en 2012 con el seguimiento de los pingüinos, controlando la cantidad de peces que atrapaban y qué rutas seguían para conseguir alimentos. Y los datos concluyen que en los años más cálidos, los meses en los que menos presas capturaban eran noviembre y diciembre, coincidiendo con el verano australiano.
Pero el cambio climático no es la única amenaza para estos pingüinos enanos. También los son la presencia humana y el aumento del número de depredadores como las focas y otros animales introducidos por el hombre como los gatos, los perros y los zorros.
Lo que parece irrefutable es que el cambio climático va a significar un gran problema para los pingüinos mñas pequeños del mundo, que deben desplazarse y cambiar de hábitat para encontrar alimento.