Celulares que se deben cargar más de una vez al día, computadoras rápidas y potentes, tabletas con gráficos de alta gama, juguetes, bicicletas eléctricas, automóviles eléctricos y hasta vehículos de transporte público alimentados por electricidad. Vivimos una vida cada vez más digital, llena de electrónicos, que mejoran nuestra productividad pero que a la vez nos hacen consumir más energía que hace apenas 20 años.

De hecho, según los Indicadores de Desarrollo Mundial (i) del Banco Mundial, entre 1990 y 2013 el consumo de energía en todo el mundo aumentó alrededor del 54%, por encima del crecimiento en la población mundial, que fue del 36% en el mismo periodo.

El acceso a la energía, en especial a la electricidad, es fundamental para el desarrollo de todas las economías. Pero, a medida que crecen la población y la economía, también aumenta la demanda. Lograr energía limpia y asequible para todos (el Objetivo de Desarrollo Sostenible No 7 de Naciones Unidas) para 2030, cuando seremos 8.300 millones, es un reto clave para continuar en la lucha global contra la pobreza.

Situación actual

Las mejoras de las últimas dos décadas han permitido que para 2012, el 85% del mundo disfrute de acceso a la electricidad. Aun así, más de 1.100 millones de personas todavía viven a oscuras. Según esta infografía de Energía Sustentable para Todos, el principal obstáculo es que el incremento en la producción de electricidad no está a la par con el crecimiento de la población. Garantizar electricidad para más de 9.000 millones de personas en 2050 significa impulsar nuevas alternativas para que tengamos acceso a la energía.

El uso de energía procedente de fuentes alternativas y más limpias se ha incrementado desde 1970, pero los combustibles fósiles aún representan alrededor del 81% del consumo de energía del mundo. Utilizar más energías renovables permitirá impulsar una vida sana y productiva en diversos estratos socioeconómicos, según los expertos.

En el caso de las personas de menores ingresos, contar con fuentes eficientes de electricidad aumenta la creación de pequeños negocios y la productividad de las empresas ya existentes. Además, los niños y jóvenes pueden dedicar más horas al estudio y lectura durante las noches.

De otro lado, fuentes confiables de energía permiten tener calefacción y cocinar de manera limpia, sin consumir humos tóxicos por quemar materiales que causan enfermedades pulmonares y que matan a casi 4 millones de personas al año, la mayoría de ellas mujeres y niños, en todo el mundo. De acuerdo al reporte, casi el 40% del mundo aún utiliza madera o carbón para preparar sus alimentos.

A escalas más grandes, acceder a energía también impulsa la entrega de agua limpia, saneamiento y salud (aunque todavía hay que incrementar la eficiencia en su uso para este fin). El buen funcionamiento de los sistemas de transportes y de las telecomunicaciones, temas claves en el bienestar de los ciudadanos, también dependerán de un uso responsable de la energía actualmente disponible.

Tres ejes son claves para solucionar el problema: impulsar el acceso global a la energía, mejorar la eficiencia de la energía que poseemos y utilizar y promover más fuentes de energía renovable y de combustibles limpios.

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