Es excesivamente común encontrarse con personas que caminando en la calle, afuera de un bar o restaurante o manejando en su automóvil, avientan desdeñosamente la colilla de su cigarro al pavimento o a la acera. Es como si esperaran que los desechos de su ansiolítico se desvanecieran al momento de aventarlo habilidosamente de entre sus dedos, olvidando que la higiene y el cuidado de las calles es también su responsabilidad.
Sin consecuencias directas ni visibles, los 14 millones de fumadores mexicanos que consumen un aproximado de 250 millones de cajetillas de cigarros al año, dan como resultado 50 mil millones de colillas esparcidas en las calles, playas y bosques del territorio mexicano –lejos de un bote de basura–. Esto trae como consecuencia no sólo que las aves consuman las colillas, causando eventualmente su muerte, también la contaminación del medio ambiente.
Tan sólo una colilla de cigarro puede tardar de entre 18 meses y 10 años en degradarse. Dado que sus compuestos no sólo son no-biodegradables, también son tóxicos para el cuerpo y el medio ambiente –principalmente en la tierra, agua y aire-. De hecho, una sola colilla es capaz de contaminar hasta un litro de agua, la cual puede beber desde un recién nacido hasta una persona de la tercera edad.
Como una manera de reducir el impacto ambiental causado por las colillas, un grupo de científicos australianos decidió recuperar las colillas y crear un método de reciclaje útil para el medio ambiente y el humano. ¿La solución? Crear una especie de ladrillo con base en las colillas de cigarro para ahorrar energía y reducir la contaminación de este producto.
De acuerdo con Dr. Abbas Mohajerani, profesor en RMIT’s School of Engineering, la búsqueda de un método práctico y ecosustentable ha logrado poner sobre la mesa un problema que afecta no sólo la salud del mundo entero, también a los recursos naturales del planeta. De manera que, tras meses de analizar las posibilidades generales, descubrieron que al añadir tan sólo 1 por ciento de las colillas de cigarro se reduce hasta en un 58 por ciento la energía necesaria para la elaboración de ladrillos; los cuales no sólo son más ligeros, también poseen propiedades de aislamiento para reducir el consumo de calor interno del hogar.
Según sus cálculos, sólo se necesita el 2.5 por ciento de la producción anual y mundial de ladrillos para compensar totalmente la producción anual y mundial de cigarros. Si bien es un proyecto que aún está en procesos de investigación, parece ser muy comprometedor para un futuro más ecológicos y saludable para fumadores y no fumadores.
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