EFEverde.- La investigadora y activista de la organización no gubernamental Survival International, Sarah Shenker, ha denunciado que los guaraníes de Brasil afrontan un alto índice de suicidios tras ser despojados de sus tierras que son destinadas a monocultivos y a la tala indiscriminada de la selva.
Shenker ha explicado en entrevista con EFEverde que la violencia y la invasión de tierras de los guaraníes en el estado de Mato Grosso do Sul (suroeste), sigue produciéndose para destinarlas al cultivo de caña de azúcar o soja y a las explotaciones de ganado y madera.
Según las estadísticas de Survival International desde 1986, más de 517 guaraníes se han suicidado, “la mayoría personas de entre 15 y 30 años, pero el menor de ellos de tan solo nueve”.
Recientemente la Fundación Nacional del Indio (FUNAI) ha instituido el Consejo de Política de Protección y Promoción de los Derechos de los Pueblos Indígenas, de carácter consultivo, que se encargará de guiar al organismo en los procesos de tomas de decisión sobre las políticas públicas de los pueblos indígenas o de reciente contacto.
EFEverde ha intentado entrar en la página web de la FUNAI pero la misma no está operativa.
Tierra y creencias
La expulsión, unida a la ruptura del vínculo que los guaraníes tienen con los espíritus de sus antepasados, que según sus creencias viven en esas tierras y los invocan en sus rituales, ha llevado a muchos indígenas al suicidio, ha explicado Shenker.
La activista ha dicho que según el líder guaraní Tonico Benites, quien visitó Europa hace pocas semanas, se produce un suicidio cada semana, una tasa muy alta si se toma en cuenta que la población de guaraníes en Brasil es de 51.000 personas, en un país de más de 200 millones de habitantes según el censo de 2013.
“Es una tasa 30 veces más alta si se comparada con la de suicidios a nivel nacional”, ha asegurado, y “puede ser más alta ya que muchas familias no denuncian el hecho por la vergüenza eso representa para los indígenas”.
Según Shenker, es importante anotar que los suicidios “no son un fenómeno cultural, ya que antes del robo de tierras no sucedían” y los asesinatos “no son casos aislados, ya que la semana pasada se produjo el último”, el de un joven de 23 años en la localidad de Caarapó, sin que se hayan producido detenciones por este caso.
Desplazamiento, malnutrición y hacinamiento
Un gran número de indígenas vive actualmente en los bordes de las carreteras o en refugios adaptados en los que no tienen sitio para cultivar y donde sufren malnutrición y hacinamiento, ha manifestado la activista.
Pero la política gubernamental en Mato Grosso do Sul, región cercana a la frontera con Paraguay, “es dual”, ha asegurado la investigadora, quien añade que el Estado debía haber devuelto las tierras a los guaraníes en 1993, como establece la Constitución.