El mensaje contundente que se ha lanzado en las celebraciones del Día Mundial de la Alimentación de este año en Roma y en muchos países es que el cambio climático, el hambre y la pobreza deben abordarse conjuntamente con el fin de alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible establecidos por la comunidad internacional.

«Las temperaturas más elevadas y las pautas meteorológicas irregulares ya están socavando la salud de los suelos, bosques y océanos de los que dependen el sector agrícola y la seguridad alimentaria», advirtió el Director General de la FAO, José Graziano da Silva en la ceremonia mundial del Día Mundial de la Alimentación que tuvo lugar hoy en la sede de la Organización de la ONU.

Las sequías y las inundaciones son cada vez más frecuentes e intensas, al igual que los brotes de enfermedades y plagas relacionados con el clima, señaló, mencionando el terrible impacto de El Niño en zonas de África, Asia y América Central y, de forma más reciente, el huracán Matthew en Haití.

«Como es habitual, los más pobres y hambrientos son los que más sufren y la gran mayoría de ellos son pequeños campesinos que viven en zonas rurales de países en desarrollo», añadió Graziano da Silva, señalando cómo la adaptación y mitigación al cambio climático es algo fundamental, y que esto requiere «un acceso mucho mejor a las tecnologías apropiadas, el conocimiento, los mercados, la información y las inversiones».

Los recientes compromisos internacionales para la acción, incluyendo el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático y la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, reconocen el papel fundamental de la agricultura sostenible para hacer frente al cambio climático, el hambre y la pobreza.

El tema del Día Mundial de la Alimentación 2016: El clima está cambiando. La alimentación y la agricultura también pone de relieve el hecho de que para alimentar a una población mundial que se espera supere los 9 000 millones para 2050, la humanidad necesita para producir más alimentos, pero de forma que se consuman menos recursos naturales y se reduzca drásticamente la pérdida y el desperdicio.

Voluntad política

En su discurso, el Primer Ministro italiano, Matteo Renzi, hizo hincapié en que la lucha contra el hambre es esencialmente una cuestión política. «Italia sostiene –dijo- que la lucha por la seguridad alimentaria es, en este momento de la historia, una cuestión política con una P mayúscula”.

Añadió que la comunidad internacional tiene que abordar con urgencia los problemas de la desigualdad y la injusticia. Italia se esforzará para asegurar que estos temas reciban prioridad en la agenda internacional, incluyendo dos importantes eventos en marzo del próximo año: la cumbre del G7, de la que Italia será el país anfitrión y la presidirá, y una reunión de líderes de la Unión Europea.

Renzi señaló que Europa debe rechazar una «cultura del desperdicio». En este sentido, recordó que Italia aprobó recientemente una nueva ley destinada a frenar el desperdicio de alimentos, que se basa, «más en la colaboración y menos en el castigo».

Otra oradora principal en la ceremonia de hoy, la Princesa Lalla Hasnaa de Marruecos, cuyo país acoge la cumbre sobre el clima COP22 del próximo mes, aseguró que ésta estará “orientada a la acción” y dirigida a la implementación del Acuerdo de París.

«La Presidencia marroquí tratará de cultivar y promover el espíritu de movilización que prevalecía en París en términos de aumentar la financiación para el clima, el desarrollo de conocimientos y asegurar la transferencia de tecnología. Pondrá especial énfasis en la adaptación, sobre todo para los países del Sur y de los pequeños Estados insulares» señaló la princesa Hasnaa.

El Papa insta a la solidaridad con los «refugiados climáticos»

En un mensaje especial leído en la ceremonia, el Papa Francisco vinculó el impacto del cambio climático en los campos de cultivo, las pesquerías y los bosques del planeta a la migración de personas de las zonas rurales de los países en desarrollo. «Los datos más recientes nos dicen que el número de refugiados climáticos está creciendo, engrosando las filas de los excluidos y olvidados, que están siendo marginados de la gran familia humana», denunció el Pontífice.

«De la sabiduría de las comunidades rurales –añadió- podemos aprender un estilo de vida que nos puede servir para defendernos de la lógica del consumo y la producción a cualquier precio, una lógica que, envuelta en una buena justificación -como abordar el aumento de la población-, está destinada en realidad únicamente al aumento de los beneficios».

El Santo Padre expresó su preocupación de que un número cada vez mayor de actores de la agricultura «creen que son omnipotentes, o son capaces de ignorar los ciclos de las estaciones y de modificar en forma indebida las diversas especies animales y vegetales, lo que lleva a la pérdida de diversidad que, si existe en la naturaleza, tiene y debe tener su papel».

Lo que puede «dar excelentes resultados en el laboratorio puede ser ventajoso para algunos, pero puede tener efectos desastrosos para los demás». El Papa hizo igualmente hincapié en que, al abordar estas cuestiones, el mundo debería depender más de la sabiduría que los agricultores, pescadores y pastores, ya que «conservan un saber inmemorial transmitido de generación en generación».

El Enviado Especial de las Naciones Unidas para El Niño y el Clima, Macharia Kamau, instó por su parte a la necesidad de «construir una solidaridad más fuerte, acciones más fuertes, mejores asociaciones e innovación, incluidos los planes de seguros que protejan a las familias y eviten los riesgo inherentes en «los programas de respuesta humanitaria”.

«La Agenda 2030, es en su esencia un programa para combatir la pobreza, -dijo- asegurándose de que no haya hambre, y haya alimentos para todo el mundo. Y no existe amenaza mayor que el cambio climático».

«Hay que cambiar la forma en que abordamos la alimentación y la agricultura. Parte de ese cambio es garantizar que los pequeños productores rurales sean más resilientes que nunca a los impactos del cambio climático», indicó Kanayo F. Nwanze, Presidente del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA).» Si alguna vez pretendemos romper el ciclo de la pobreza y el hambre, nuestra atención debe centrarse en estos pequeños productores que son la fuente de alimento para sus familias y comunidades, pero son vulnerables a los efectos del cambio climático».

A su vez, la Directora Ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos (PMA), Ertharin Cousin, señaló que: “el cambio climático ya está llevando al límite el sistema humanitario internacional a nivel financiero y operativo, por lo que pasar de las operaciones de socorro a la gestión de riesgos es una tarea urgente para todos nosotros. Más del 80 por ciento de las víctimas del hambre en el mundo viven en zonas propensas a los desastres naturales y la degradación del medio ambiente. El cambio climático no espera, nosotros tampoco «.

Cumbre de alcaldes

En el Día Mundial de la Alimentación, la FAO alberga también la segunda Cumbre Anual de Alcaldes donde alcaldes y altos funcionarios municipales de más de 45 ciudades discuten los progresos realizados en el cumplimiento de los objetivos del Pacto de Política Alimentaria Urbana de Milán. El pacto invita a las ciudades a desarrollar sistemas alimentarios más sostenibles y equitativos, a acabar con el hambre urbana, promover una alimentación saludable, reducir los residuos y conservar la biodiversidad, a la que vez que promueve la adaptación al cambio climático y la mitigación de sus efectos.

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