8 de diciembre de 2016, Roma – Los conflictos civiles y el impacto de una meteorología adversa han afectado gravemente a la seguridad alimentaria en 2016, aumentando el número de países que necesitan ayuda alimentaria, según un informe de la FAO. La nueva edición de Perspectivas de cosechas y situación alimentaria, publicada hoy, subraya que 39 países necesitan de ayuda externa para conseguir alimentos.
Aunque las perspectivas para los suministros mundiales de cereales están mejorando debido a las condiciones de crecimiento para los cultivos en general favorables, persisten aún los efectos de las recientes sequías, al igual que el impacto negativo de diversos conflictos.
Las previsiones agrícolas anuncian abundantes cosechas de cereales en el horizonte, pero el hambre probablemente se intensificará en algunas regiones durante las temporadas de carestía, antes de que los nuevos cultivos hayan madurado. En África austral, donde los efectos de El Niño redujeron drásticamente la producción alimentaria en 2016, se espera que el número de personas necesitadas de ayuda externa entre enero y marzo de 2017 aumente de forma notable en comparación con el mismo período del año anterior. Las tasas de retraso de crecimiento infantil son «significativamente elevadas» en las zonas más problemáticas, en particular en Madagascar, Malawi y Mozambique, señala el informe.
En algunas regiones, las reservas insuficientes de semillas de cereales y leguminosas a causa de dos malas cosechas consecutivas pueden limitar la siembra. La FAO y los gobiernos están implementando programas de ayuda para mejorar el acceso a insumos agrícolas claves.
Los conflictos: una amenaza para la seguridad alimentaria
Para facilitar la planificación de la respuesta humanitaria, el informe identifica las causas primarias de las crisis alimentarias locales. Estas oscilan desde un déficit excepcional en la producción de alimentos y una amplia falta de acceso a los mismos -debido a los bajos ingresos, los altos precios o la interrupción de las redes de distribución- al impacto de los conflictos en las condiciones locales de seguridad alimentaria
En 21 de los 39 países necesitados de ayuda externa el informe señala conflictos civiles y sus consecuencias, incluidos movimientos de refugiados que ejercen presión sobre países anfitriones como Camerún y Chad. Un conflicto generalizado puede conducir a la pérdida y el agotamiento de los activos productivos de los hogares, como sucede en la República Centroafricana, y a problemas de seguridad que obstaculizan las actividades agrícolas, como en Sudán del Sur.
En algunas áreas de este país africano, la mejoría de las cosechas tendrá probablemente un efecto de corta duración, ya que el conflicto en curso ha reducido la capacidad de realizar tareas agrícolas, lo que representa un «riesgo concreto de hambruna» para las comunidades más vulnerables.
El permanente conflicto civil en Siria ha hecho que 9,4 millones de personas necesiten ayuda alimentaria. La producción de trigo de este año se estima en un 55 por ciento por debajo de su nivel anterior a la crisis. El conflicto existente en Yemen ha podido incrementar el número de personas que sufren inseguridad alimentaria desde los 14,2 millones de personas evaluadas en junio, según el informe. La reciente escalada del conflicto en Irak está provocando un desplazamiento interno generalizado. La inseguridad alimentaria aguda afecta a más de 8 millones de personas en Afganistán y es probable que su número aumente con el regreso de unos 600 000 refugiados de Pakistán antes de finales de 2016.
En Nigeria la población con inseguridad alimentaria supera los 8 millones y se prevé que aumente a 11 millones en agosto de 2017. El actual conflicto en los estados del norte ha reducido la siembra, mientras que la fuerte depreciación del naira ha hecho subir los precios internos de los alimentos y afectado el comercio regional, ya que se exportan más cereales nigerianos al tiempo que se importa menos ganado.
La agricultura tiende a mejorar tras un difícil 2016
Las sequías y el impacto climático relacionados con El Niño provocaron importantes pérdidas en los cultivos en 2016 en varios países. La producción total de cereales en África ha bajado este año, a pesar de algunas mejoras subregionales, en especial en África occidental y en la región del Sahel, que va camino de lograr una producción de cereales récord. La producción de maíz en África austral disminuyó bruscamente, amenazando gravemente las condiciones de seguridad alimentaria.
Las malas cosechas llevaron a precios muy altos para el maíz –un alimento básico- en Malawi, donde se espera que 6,5 millones de personas padezcan inseguridad alimentaria durante el próximo período de carestía. En una nota positiva, con El Niño terminado, las estimaciones preliminares apuntan a un aumento del 27 por ciento en la siembra de maíz para la cosecha de Sudáfrica en 2017, con diferencia el mayor productor de la región.
Aunque gran parte de Asia se benefició de una abundante producción de alimentos en 2016, impulsada por una fuerte recuperación en la India, el impacto de los conflictos de larga duración en varios países del Próximo Oriente continúa afectando gravemente a la producción agrícola, a pesar de las condiciones climáticas generalmente favorables para los cultivos de cereales básicos.
En América Latina y el Caribe, las expectativas de un repunte de la producción en América Central en 2016 suponen buenas noticias, tras unos resultados menguados por la sequía del año anterior. Por otro lado, la temporada de siembra de 2017 en América del Sur comienza de forma favorable tras la cosecha reducida de 2016, debido principalmente a las sequías que afectaron a Bolivia, Brasil y Paraguay.
Los 39 países que necesitan en la actualidad ayuda externa son: Burkina Faso, Burundi, Camerún, República Centroafricana, Chad, Congo, Djibouti, Eritrea, Etiopía, Guinea, Haití, la República Popular Democrática de Corea, Iraq, Kenya, Lesotho, Liberia, Madagascar, Malawi, Malí, Mauritania, Mozambique, Myanmar, Nepal, Níger, Nigeria, Pakistán, Papúa Nueva Guinea, Sierra Leona, Somalia, Sudán del Sur, Sudán, Swazilandia, Yemen y Zimbabwe.