Hasta hace pocos años hablar la educación ambiental era considerada un área de estudio que podías encontrar medianamente explicada en la currícula escolar dentro de las materias de ciencias naturales, o geografía, un poco más en civismo e incluso biología. Sin embargo, en ningún caso se le prestaba la suficiente atención e importancia que merece el tema que aborda y no solamente por parte de los niños, sino en la cotidianidad de los adultos.

Casi como si fuera un cliché, la educación ambiental se considera como un conjunto de dinámicas de juegos y manualidades que enseñan a los niños a cuidar el medio ambiente. Pero en realidad es una disciplina metodológica que brinda las herramientas, conocimientos y refuerza habilidades para que todas las personas, sin importar su edad, conozcan cuáles son las maneras en las que pueden contribuir a un desarrollo sustentable de la sociedad.

La educación ambiental va más allá de buscar concientizar a las personas sobre las problemáticas de nuestro planeta, sino que se enfoca en generar cambios e iniciar acciones reales, con resultados tangibles, a nivel individual, comunitario e incluso gubernamental.

Ahora, esta disciplina es más importante que nunca, especialmente enfocada a las personas adultas, porque debido al avance acelerado de los daños ambientales que estamos sufriendo, no podemos esperar a que las nuevas generaciones estén listas para incidir un cambio. Es hoy cuando debemos empezar a implementar soluciones. Somos los adultos de hoy quienes tenemos la responsabilidad de cuidar nuestro entorno y además de brindar educación ambiental a los más pequeño, pero ¿Cómo lo haremos si como adultos nos resistimos a ser educados?

Necesitamos adultos preparados para afrontar las crisis ambientales en el aspecto económico, que construyan nuevos modelos de desarrollo que busquen la sostenibilidad y sustentabilidad, en incluso que se implementen proyectos que reviertan los impactos negativos que estamos generando día con día. Por ello, la educación ambiental no debe ser sólo para los niños, sino para los adultos que pueden implementar medidas correctivas en este momento.

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