Juan Antonio Pizzi siempre ha sido cultor del bajo perfil, algo que no hay cambiado desde que es seleccionador de Chile. Y eso que, para responder a las dudas iniciales sobre su designación, bien podría vanagloriarse de que su Roja no sólo ganó la Copa América Centenario apenas seis meses después de su llegada, sino que aparece hoy en los puestos de clasificación directa en la durísima eliminatoria sudamericana para la Copa Mundial de la FIFA Rusia 2018.

Es más, hay un dato que potencia el presente de Pizzi: codearse con el éxito al frente de un plantel que venía de conseguir un título inédito, la Copa América 2015, y donde sobresalen estrellas del calibre de Alexis Sánchez, Arturo Vidal, Claudio Bravo y Gary Medel. Un grupo al que técnico supo mantener motivado y en sus carriles, incluso tras agregar su toque personal en lo futbolístico. Nada fácil en un mundo donde los egos juegan un rol importante.

¿Cómo lo hizo? «Uno siempre necesita contar con la complicidad de los jugadores para dejarse conducir», confiesa el argentino de 48 años en exclusiva a FIFA.com. «En ese aspecto, mi suerte es contar con un grupo de futbolistas que hace tiempo vienen trabajando juntos, y tienen códigos o situaciones que saben cómo manejarlas. Ellos colaboran mucho a la hora de dejarse conducir por un entrenador».

Pizzi sabe que él y su cuerpo técnico poseen méritos, pero los expone sin alzar la voz. «Nosotros hacemos las cosas con mucho sentido común, transparencia y respeto. Y el jugador, independiente de la calidad, nivel o estatus que tenga en su club, lo valora y responde con el mismo también. Y eso es lo que reclamamos en cada convivencia, sean entrenamientos, convocatoria o en los campeonatos algo más largos».

Expectativa e ilusión
Todas estas cuestiones volverán a ponerse a prueba durante la Copa FIFA Confederaciones Rusia 2017, certamen que Chile disputará por primera vez en su historia. La Roja quedó encuadrada en el Grupo B junto a la campeona del mundo Alemania, Australia y Camerún.

Pizzi asegura que la expectación reinante entre los os aficionados chilenos «es muy grande», sobre todo porque «es algo novedoso», y asegura que «lo van a vivir como una fiesta». Pero, como era de esperar, también ha generado altas expectativas entre los jugadores y en el mismo entrenador, «por el hecho de enfrentarnos a selecciones de primerísimo nivel».

La posibilidad de que la selección absoluta de Chile gane por primera vez una competencia FIFA bajo su conducción no obsesiona a Pizzi. Es más, hasta admite que tampoco usará este hecho para motivar a sus futbolistas. «No falta exagerar la motivación en este tipo de eventos, porque de por sí sola ya la tiene», explica.

En lo que respecta al objetivo, el técnico es igual de simple y contundente: «Competir para ganarla. Sabemos que es difícil, pero siempre venimos con la ilusión y la confianza de poder ganar a nuestros rivales».

Entre plazos y legados
Pizzi afirma que la preparación del equipo estará de acuerdo a ese objetivo, aunque aclara que, a corto plazo, tiene la mente puesta en la doble jornada del clasificatorio mundialista del mes de marzo. Chile, que marcha cuarto, visita a una Argentina que le pisa los talones y luego recibe a la casi eliminada Venezuela.

«Si bien es cierto que nosotros estamos ahora en clasificación directa, creo que vamos a estar peleando ese cupo hasta el final de eliminatoria, lo mismo que los países que están ahí, en la misma situación. De ahí que nos focalicemos en eso. Después tendremos tiempo para programa bien la Copa Confederaciones», fundamenta.

«El tiempo dirá si el esfuerzo alcanzó para conseguir las dos cosas, primero competir en esta Copa, después clasificar al Mundial», agrega.

El tiempo es, justamente, la variable que le permitirá a Pizzi establecer cuál será su legado para la selección chilena, así como también qué lugar ocupará en las comparaciones con los ciclos anteriores que dejaron huella, como los de Marcelo Bielsa y Jorge Sampaoli.

El asunto no parece obsesionar a Pizzi, quien fiel a su estilo lo pone en contexto. «Yo creo que los procesos anteriores siempre son un capital para el entrenador que llega después. Tanto Marcelo como (Claudio) Borghi o Sampaoli, fueron aportando cosas a la selección, que lógicamente a mi me corresponde y me beneficio de utilizar», razona.

«Espero que el día de mañana el entrenador que le toque dirigir la selección chilena haga lo mismo con mi trabajo, y que pase a acumular cada uno de los trabajos que hacemos los seleccionadores, porque creo que todo el beneficio es para el fútbol chileno. Eso lo único que nos interesa a los entrenadores».

fifa.com