«Esto es un deporte chiflados», decía Luis Enrique en rueda de prensa. Y quizás sea la mejor manera de explicar lo vivido este miércoles en el Camp Nou, escenario de una de las mayores proezas futbolísticas del fútbol moderno. Nadie había remontado un 4-0 adverso en 60 años de competiciones UEFA, nadie hasta este 8 de marzo de 2017. Ya lo había dicho Pep Guardiola, profundo conocedor de la casa, pocos días después de que el Barça fuera arrollado en París: «No les critiquen mucho. Volverán a quitarles la razón».
UEFA.com intenta a continuación analizar lo vivido en esta noche legendaria para el Barcelona.
Ocho minutos para la historia
«Así es cómo se hacen las remontadas épicas», explicó Luis Enrique. Y lo cierto es que ni el mejor guion de Hollywood podría haber imaginado un drama así. Porque el Barça estaba a tres goles de la machada en el minuto 87. Lo que pasó a continuación ya forma parte de la historia. «Nadie olvidará esta noche», añadió el técnico asturiano, consciente de lo vivido a pie de campo, cuando la alegría se desbordó en el 95′ con el tanto de Sergi Roberto.
Héroe Sergi Roberto
Toda hazaña tiene su héroe, y en este caso el fútbol ha permitido que Sergi Roberto entre a formar parte del particular panteón de los milagros futbolísticos. Suyo fue el gol que trajo el éxtasis, un toque tras pase de Neymar cuando el partido agonizaba que hizo levitar el Camp Nou.
«Vete al área, que vas a meter un gol», le dijo Neymar durante el partido según reveló el propio brasileño. Dicho y hecho. Luis Enrique, con su retranca habitual, también tuvo palabras hacia el canterano: «Sergi Roberto tiene entrada, pero el gol lo perdió en juveniles. Siempre le hago la broma: «No haces ni un gol al arco iris».
Sublime Neymar
Fue sin duda el hombre del partido. Y posiblemente el que más creyó, porque se echó el equipo a la espalda cuando sólo los más insensatos soñaban con la gesta. Forzó el penalti del tercer tanto, marcó el cuarto de sublime lanzamiento de falta, asumió la responsabilidad en el penalti del quinto y dio la asistencia del sexto.
Pero no sólo eso, con un Messi perdido entre la maraña de piernas galas, Neymar puso el desborde y la electricidad necesaria para que el aficionado siguiera agarrado a su butaca. «Es el mejor partido que he jugado», dijo el protagonista.
Una fe inquebrantable
Y por partida doble, porque con el gol de Cavani tuvieron que remar contracorriente cuando ya nadie creía. Fueron dos remontadas en un único partido. «Nosotros sabíamos que un equipo como el Barcelona puede hacer de todo y remontar cualquier partido», concluyó Neymar tras el encuentro. «Aunque parecía imposible había esperanza y nos hemos agarrado a ella para hacerlo», subrayó Iniesta en la misma línea.
Los dos primeros goles, además, fueron una clara demostración de convicción. Dos balones que Luis Suárez e Iniesta lucharon más que sus rivales y que colocaron la base para un partido inolvidable.
Espectacular afición
«Esto está dedicado a todos los culés, pero sobre todo a los que nos apoyaron después del 4-0», reconoció Luis Enrique, sabedor de las críticas recibidas durante aquellos días. El técnico había pedido en la previa que el Camp Nou fuera una olla a presión, y desde luego no falló. Los números hablan por sí solos. Fue la 16ª victoria consecutiva del Barça como local en la competición, seguro también la más celebrada.