Varios países costeros y más de 700 islas comparten las riquezas del mar Caribe. La prosperidad de la región depende de estas aguas cristalinas y playas limpias. Pero este recurso crítico y los millones que dependen de él se enfrentan a una amenaza importante y de rápido crecimiento: la basura marina.
La contaminación de los océanos causada por los desechos sólidos está emergiendo como uno de los mayores retos ambientales de nuestra era. La producción de plásticos está creciendo exponencialmente y al menos 8 millones de toneladas de plástico llegan al mar cada año.

Se estima que, en 2050, el peso de los plásticos en el océano será mayor que el de todos los peces.

ONU Medio Ambiente lanzó la campaña #MaresLimpios con el objetivo de unir a gobiernos, empresas y sociedad en un esfuerzo global por combatir esta amenaza, que tiene enormes consecuencias para los ecosistemas marinos y para el bienestar humano.

En las principales ciudades del Caribe, sólo se recolecta 50% de los desechos sólidos, lo que contribuye a la contaminación, que perjudica a industrias vitales como la turística, la marítima y la pesquera.

Pero varios países del Caribe ya han respondido con acciones audaces a esta problemática. Antigua y Barbuda prohibió la importación de bolsas de plástico de un solo uso en julio pasado, mientras que San Vicente y las Granadinas prohibió en mayo los productos de poliestireno y eliminó el impuesto de importación sobre empaquetados y recipientes para alimentos biodegradables.

Guyana también ha prohibido el poliestireno y la importación de neumáticos usados, incluso en vehículos de segunda mano ​​importados. El gobierno espera que estos movimientos estimulen nuevos negocios y refuercen su actual iniciativa de transitar hacia una economía verde.
El Programa Ambiental del Caribe de ONU Medio Ambiente, con sede en Kingston, Jamaica, ayuda a los países a encontrar maneras prácticas de abordar los impactos de la contaminación en sus áreas costeras y marinas. Esta acción se enmarca en el Protocolo sobre el control de las fuentes terrestres de contaminación marina, un acuerdo regional que promueve la cooperación para la prevención, reducción y control de la contaminación.