Roger Federer sigue encantando sin necesidad de desgatarse. Este viernes, aunque por primera vez en dos semanas pasó la barrera de las dos horas de juego (2h18m), superó 7-6(4), 7-6(4), 6-4 al checo Tomas Berdych para alcanzar su undécima final en Wimbledon y ganar el partido No. 90 de su carrera en el torneo. El suizo llega a 26 sets adjudicados de manera consecutiva contando también los partidos del ATP 500 de Halle que conquistó antes del tercer Grand Slam del año.
Tal vez fue el encuentro menos cómodo de Federer en dos semanas: abanicó bolas, intentó sorprender con drops que no tocaron la red, se reprochó en voz alta en varios fallos. De hecho llegó por primera vez a 20 errores no forzados (cometió 15 en 2R ante Dusan Lajovic). Pero esa incomodidad no le impidió mandar en la mayoría de los puntos ni tampoco deleitar al público con sus golpes fantásticos. En total se apuntó 53 tiros ganadores.
Con esta victoria (la No. 1,110 de su carrera), el suizo se convierte en el segundo jugador más veterano (35 años y 342 días) en alcanzar una final de Wimbledon, tras Ken Rosewall que fue subcampeón en 1974 (con 39 años y 246 días). Además, luego de superar por octava vez consecutiva a Berdych, vuelve más inalcanzable su récord en clasificaciones a finales del torneo, con 11 en total, y también de Grand Slams, con 29.