Brasil anunció oficialmente su apoyo a la campaña Mares Limpios de ONU Medio Ambiente en una reunión paralela a la Asamblea General de Naciones Unidas, en Nueva York, con el Ministro de Medio Ambiente, Sarney Filho, y el Director Ejecutivo de ONU Medio Ambiente, Erik Solheim.

Siendo Brasil la novena economía mundial y un líder en protección ambiental, esta declaración de apoyo es un impulso significativo a la campaña global Mares Limpios, que ahora cuenta con 30 estados participantes y tiene como objetivo revertir “la marea del plástico” inspirando la acción de gobiernos, empresas e individuos.

«El apoyo de Brasil para esta campaña es crucial. Hace hincapié en el tamaño del problema y la escala de la respuesta que debemos ver», dijo Solheim. «Necesitamos más de este tipo de liderazgo político, el que envía un mensaje muy claro: no podemos permitir que sigamos tratando a nuestros océanos como un mar de desechos».

 

El anuncio refuerza el compromiso del gobierno brasileño de desarrollar un Plan Nacional de Combate a la Basura Marina y de apoyar la creación del Santuario de Ballenas del Atlántico Sur y Áreas Marinas Protegidas.

«Los servicios ecológicos proporcionados por los océanos son esenciales para todas las personas y Brasil ha estado tomando una serie de medidas para asegurar la conservación de los ecosistemas marinos y costeros», dijo el ministro Filho.

El plástico ha sido identificado durante mucho tiempo como una causa importante de daños ambientales y problemas de salud. Contamina el medio ambiente; mata aves, peces y otros animales que los confunden con sus alimentos; causa daños a los destinos turísticos; perjudica la pesca marina y proporciona un caldo de cultivo para los mosquitos que transmiten enfermedades como dengue, zika y chikungunya.

El uso de plástico, sin embargo, sigue creciendo. En 2016, se produjeron en Brasil 5,8 millones de toneladas de productos plásticos. Globalmente, hasta 2015, la humanidad había producido 8.300 millones de toneladas de plástico. De estos, 6,3 mil millones de toneladas ya han sido desechadas y unos 8 millones de toneladas se vierten en nuestros océanos cada año.

Gran parte de estos residuos está compuesto por plástico desechable, incluyendo tazas, bolsas, sorbetes, botellas y microplásticos (pequeñas partículas de plástico) que provienen de productos cosméticos.

La campaña Mares Limpios solicita el apoyo de los gobiernos mediante la creación de leyes nacionales eficaces y el estímulo para que las empresas y los ciudadanos desarrollen nuevos patrones de producción y consumo sostenibles. Un ejemplo reciente viene de Chile, que esta semana anunció una ley que prohibirá las bolsas de plástico en las ciudades costeras.

Brasil se une a Colombia, Ecuador, Costa Rica, República Dominicana, Granada, Panamá, Perú, Santa Lucía y Uruguay, al convertirse en el décimo país de América Latina y el Caribe en unirse a la campaña.

En otras latitudes, Indonesia se ha comprometido a reducir la basura marina en un 70%, Canadá ha añadido a las microesferas a su lista de sustancias tóxicas y Nueva Zelanda, el Reino Unido y EE.UU. han anunciado prohibiciones a las microesferas.