Cada vez que Jelena Ostapenko comienza a mover su brazo hacia atrás, es un momento de tensión y peligro, ya que la letona tiene un explosivo poder en su derecha, así como naturaleza intrépida, para acabar con las ambiciones de cualquier oponente. Pero, una vez más, también lo hace Garbiñe Muguruza, que es más que capaz -física, técnica, psicológicamente- de disparar golpes ganadores por toda la pista.
Coloca a las campeonas del Abierto de Francia y Wimbledon de este año en lados opuestos de la red y no tendrás ni globos ni golpes a medias. Espera lo espectacular y prepárate para lo impredecible. Ostapenko y Muguruza ya han jugado dos veces esta temporada, con una victoria cada una, y con ambos partidos con un gran cambio en la dirección, y haciendo pensar que esto podría ser el comienzo de una rivalidad entretenida y duradera entre dos jugadoras jóvenes que probablemente estén entre la élite por muchos años.
Hay algo gloriosamente desinhibido en la forma en que Ostapenko golpea una pelota de tenis; ella va a por todo. Ese enfoque de ultra ataque le trajo un primer Grand Slam en el Abierto de Francia, donde, clasificado No. 47, fue la primera campeona femenina no cabeza de serie desde 1933, y también la vio recuperarse de un set en contra, así como venirse abajo en el último set, cuando jugaba contra Muguruza en los cuartos de final del Abierto de Wuhan el mes pasado. Tal vez en el primer set, Ostapenko no había sido fiel a sí misma, y no había sido tan agresiva como podría haber sido, pero en el segundo y tercer set, ella aprovechó cada oportunidad y media oportunidad y terminó con 29 ganadores.
Cada vez que Jelena Ostapenko comienza a mover su brazo hacia atrás, es un momento de tensión y peligro, ya que la letona tiene un explosivo poder en su derecha, así como naturaleza intrépida, para acabar con las ambiciones de cualquier oponente. Pero, una vez más, también lo hace Garbiñe Muguruza, que es más que capaz -física, técnica, psicológicamente- de disparar golpes ganadores por toda la pista.
Coloca a las campeonas del Abierto de Francia y Wimbledon de este año en lados opuestos de la red y no tendrás ni globos ni golpes a medias. Espera lo espectacular y prepárate para lo impredecible. Ostapenko y Muguruza ya han jugado dos veces esta temporada, con una victoria cada una, y con ambos partidos con un gran cambio en la dirección, y haciendo pensar que esto podría ser el comienzo de una rivalidad entretenida y duradera entre dos jugadoras jóvenes que probablemente estén entre la élite por muchos años.
Hay algo gloriosamente desinhibido en la forma en que Ostapenko golpea una pelota de tenis; ella va a por todo. Ese enfoque de ultra ataque le trajo un primer Grand Slam en el Abierto de Francia, donde, clasificado No. 47, fue la primera campeona femenina no cabeza de serie desde 1933, y también la vio recuperarse de un set en contra, así como venirse abajo en el último set, cuando jugaba contra Muguruza en los cuartos de final del Abierto de Wuhan el mes pasado. Tal vez en el primer set, Ostapenko no había sido fiel a sí misma, y no había sido tan agresiva como podría haber sido, pero en el segundo y tercer set, ella aprovechó cada oportunidad y media oportunidad y terminó con 29 ganadores.
La victoria de Ostapenko por 1-6, 6-3, 6-2 fue particularmente significativa debido al ranking de Muguruza en ese momento: «Acabo de ganar a la No.1 por primera vez y es increíble».
«Creo que ella jugó muy agresivamente», dijo Muguruza después de ese partido en pista dura. «En los momentos correctos escogió algunos buenos golpes y fue a por ellol».
En mayo de este año, jugaron en la tierra batida de Roma y, en esa ocasión, fue el juego de poder de Muguruza el que prevaleció, y la española dejó caer un set antes de ganar en tres. Al igual que en China, el marcador dio un buen indicio del gran giro que se produjo, con Muguruza ganando 2-6, 6-2, 6-1. Acorde con el enfoque dinámico y la puesta en escena de estas dos, hubo fuegos artificiales y helicópteros en el cielo esa noche, aunque eso pudo haber tenido algo que ver con la final de Coppa Italia que se jugaba en el cercano Stadio Olimpico.
Sin embargo, vale la pena señalar, que ese partido se produjo poco antes del avance de Ostapenko en el Abierto de Francia; convirtiéndose en una campeona de Grand Slam a los 20 años, demostrando que golpear la pelota extremadamente duro es la mejor forma de trastornar al deporte.
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