Predecir cuánto crecerá el nivel del mar debido al deshielo de los Polos en cada zona costera es uno de los grandes retos de la ciencia del cambio climático ya que de ello dependerá la capacidad de los países para construir resiliencia frente a esas alteraciones y proteger a sus comunidades.
Así lo señala Julian Dowdeswell, director del Instituto Scott de Investigación Polar de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) en una entrevista con EFE celebrada en Madrid, donde esta semana ha pronunciado la conferencia “El Ártico, termómetro del cambio climático” en el marco de un ciclo de charlas organizado por Sociedad Geográfica Española y la Fundación Ramón Areces.
“Mi trabajo consiste entender la magnitud de los cambios ambientales que ocurren en las regiones polares para que esa información sirva a gobiernos y a ciudades para adaptarse a situaciones como la subida del nivel del mar”, explica.
Dowdeswell asegura que entre el 70 y el 80 % de estos cambios están provocados por la acción humana, y concretamente por la quema de combustibles fósiles, y que las regiones polares son “las que más los sienten, especialmente el Ártico, que se está calentando el doble de rápido que la media del resto del planeta”.
“La razón es que es un océano cubierto por una superficie de millones de kilómetros cuadrados de hielo, pero se trata de una capa relativamente fina, de varios metros, y, por tanto, desaparece con cierta facilidad por el calentamiento”, explica.
Todos los modelos climáticos serios existentes en la actualidad “apuntan a que si esa capa de hielo se derrite completamente podemos esperar una subida media del nivel del mar de un metro, que no será un metro en todas partes, en algunas serán varios metros y en otras menos de uno, por eso la clave está en estudiar bien esas capas para poder predecir qué va a pasar”, añade.
Además de la subida del nivel del mar, “la desaparición de glaciares y del hielo que cubre el océano Ártico en verano entre 2040 y 2050 alterará la circulación del océano y esa alteración se trasladará también a las corrientes atmosféricas que rigen el clima desde el ecuador a los Polos”.
“El alcance de esos cambios preocupa muchísimo a los gobiernos. En el sur Inglaterra, por ejemplo, se están planteando construir toda una serie de infraestructuras defensivas frente a la subida del nivel del mar. Construir esas barreras protectoras será muy costoso por eso, en términos económicos, compensa invertir en investigación para contar con las mejores predicciones”, insiste.
Preguntado sobre si los científicos contemplan que este proceso deshielo se detenga si se toman medidas drásticas de reducción de emisiones, Dowdeswell señala que los modelos climáticos prevén tres posibilidades.
“El escenario más optimista es que disminuyamos radicalmente la emisión de CO2 a la atmósfera a nivel global, lo que implicaría entre otras cosas una reducción de desplazamientos por tierra, mar y aire, hasta que se extienda la tecnología para hacerlo sin emisiones, y de este modo nos quedaríamos en los niveles de calentamiento de 1990”, asegura.
“El segundo escenario es seguir quemando combustibles fósiles como si no pasara nada y no tomar medidas para reducir las emisiones, en ese caso en 50 años estaríamos hablando de un aumento de temperatura de 5, 6 e incluso 7 grados, pero sinceramente no creo que esto vaya a suceder”, añade.
A su juicio, “lo que seguramente ocurra, si hay tantos países, como se aprecia en la actualidad, dispuestos a tomar medidas para recortar sus emisiones, es que nos quedemos en el punto medio entre no hacer nada y tomar las medidas drásticas que necesitamos, y ahí estaríamos hablando de un aumento de temperatura de entre 3 y 4 grados a nivel global”.
“En este último escenario, que es el que veo más realista, dudo que logremos evitar las alteraciones mencionadas debido al deshielo”, concluye.EFE