Un nuevo concepto La preocupación por el uso indiscriminado y poco conservador, que se está dando a la tierra, el agua y los demás recursos de la Naturaleza, crece día a día; mientras, la contaminación campa a sus anchas y ya ha entrado en la cadena alimenticia, hasta llegar al torrente sanguíneo de los seres humanos, con consecuencias que resultan tan preocupantes, como imprevisibles.
Esta situación ha llevado a que, los alimentos bio y eco, que hasta hace muy poco se consideraban marginales y hasta exóticos, y solo se vendían en tiendas naturistas, aumenten su presencia en las góndolas de los principales supermercados, por exigencia de los consumidores.
El viejo estereotipo, de que todo lo ecológico, bio y orgánico, tiene un rendimiento económico inferior a lo industrial, ha muerto para siempre; muchas empresas han demostrado la viabilidad comercial, de producirlos de forma sostenible.
El alza en la venta de alimentos sostenibles, ya no solo es cuestión de marketing, sino de que, los consumidores están comenzando a ser conscientes, de que está en juego es su propia salud y la de su familia y pueden elegir y exigir.
Además, es importante destacar que muchas empresas “disfrazan” de naturales, productos que no lo son (ver: Las mentiras más famosas de los alimentos procesados) y los compradores se están cansando, de ser engañados metódica e impunemente.
Eco-innovación
Muchas empresas se han dado cuenta, que los consumidores están aumentando el nivel de exigencia, pero además son muy conscientes de que, si se sigue el camino de la contaminación y la mentira, en poco tiempo no habrá recursos, por lo que han recurrido a la ecoinnovación.
A través de la evaluación del ciclo de vida de cada producto, en los que, en muchos casos, los mayores impactos ambientales nacen con de la adquisición de las materias primas, se intenta planificar el empleo del producto y/o el final de su vida útil.
Esta nueva práctica está causando un cambio hacia la ecologización de los productos hacia formas no tradicionales, de donde ya han surgido innumerables innovaciones sostenibles, como detergentes para ropa que no necesitan agua caliente, programas de devolución de envases, plásticos de base biológica y materias primas de origen sostenible y certificado.
La corriente principal tiende a la fabricación de productos cada vez más ecológicos y sostenibles, sin que ello vaya en detrimento de su calidad y/o eficiencia; la producción de alimentos bio, naturales y eco, son uno de los pilares de esta nueva etapa.
Y el precio está dejando de ser el inconveniente principal. Como apuntaban las predicciones, el aumento de la demanda de este tipo de productos, ha logrado que los costos disminuyan y por tanto el precio final que debe pagar el consumidor, es (y será) cada vez menor.
Transparencia y veracidad Los clientes y las empresas son quienes pueden marcar la diferencia, según lo que vendan o compren. Un producto realmente ecológico satisfará las necesidades de quien lo adquiera y ayudará a que, se cimente una verdadera lealtad, hacia la marca que lo produce.
Los productos ecológicos y las marcas sostenibles ya son una realidad, que ha llegado para quedarse. Si su demanda continúa creciendo, las empresas que los produzcan sin aumentar los costos y los consumidores responsables, podrían ser los grandes ganadores del futuro, en salud, dinero y bienestar global.
Fuente: Agricultura ecológica
ecoticias.com