El Atlético de Madrid no pudo lograr la machada de meterse en octavos de final de forma heróica después del 1-1 contra el Chelsea en Londres. Saúl avivó la esperanza rojiblanca, pero ninguna de las cábalas que necesitaba se dieron para seguir en la competición.

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Los rojiblancos llegaron a Londres buscando romper todos los pronósticos para meterse en la siguiente fase desafiando a las probabilidades y presentó un once atrevido con cinco centrocampistas, dos delanteros y sólo tres defensas con Filipe como interior, lo que derivó en unos primeros minutos muy buenos de dominio.

Torres fue el primero en probar fortuna a los cinco minutos con un disparo que se fue desviado, pero poco a poco el Chelsea comenzó a ganar terreno e inquietó las aspiraciones del Atlético. Morata, en dos ocasiones, intentó marcar, pero el primer disparo se fue desviado y el segundo se encontró con un seguro Oblak.

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El meta esloveno volvió a ser el héroe rojiblanco a ocho minutos del final de la primera parte con una gran estirada en un remate de Davide Zappacosta desde la frontal. Oblak mostró sus grandes cualidades enviando el balón al tiro de esquina en el mejor momento del Chelsea.

Los madrileños comenzaron la segunda parte con buen pie. Después de que Filipe Luis estrellase un balón en la madera con un zurdazo, apareció Saúl Ñíguez para adelantar a los suyos con un testarazo en el segundo palo tras una prolongación de Fernando Torres. El gol llegaba casi al mismo tiempo de que Diego Perotti adelantase a la Roma en el otro encuentro.

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Intensidad, nerviosismo y entrega, así transcurrió la segunda parte para el Atlético. Simeone, tras el gol, metió a Yannick Ferreira Carrasco buscando explotar el uno contra uno, pero fue el Chelsea quien volvió a incordiar con sus constantes llegadas. A falta de 16 minutos para el final, Stefan Savić marcó en propia puerta en un intento de despeje. Ese gol puso fin al sueño de seguir en la Champions League.

Sin reproches
El Atlético lo dio todo en Londres, de eso no hay ninguna duda. Simeone había hablado de que había que preocuparse su partido y sus jugadores lo entendieron a la perfección. Lamentablemente la fortuna no acompañó y los rojiblancos cayeron apeados.

 

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