La tecnología digital nos ha cambiado la vida a todos: especialmente a los niños. Uno de cada tres usuarios de internet es menor de edad y, sin embargo, no se hace lo suficiente para protegerlos de los peligros del mundo digital ni para facilitar su acceso a contenidos seguros. Esta es una de las conclusiones del nuevo informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) sobre la infancia y la tecnología digital.
El informe El Estado Mundial de la Infancia 2017: Niños en un mundo digital analiza por primera vez los efectos positivos y negativos de la tecnología digital en la vida de los niños y sus oportunidades de futuro.
Los jóvenes son el grupo de edad más conectado del mundo (71%) y su interacción con la tecnología empieza cada vez más temprano. Esto presenta grandes oportunidades, sobre todo para aquellos que viven en condiciones marginadas, pero también los expone a riesgos, como el ciberacoso o la violación de su intimidad.
El informe explora un importante dilema: ¿es la tecnología digital una bendición para la humanidad o una amenaza para nuestro bienestar?
“En un mundo digital, nuestro reto es doble: cómo mitigar los daños y a la vez maximizar los beneficios de internet para todos los niños”, dijo el director ejecutivo de UNICEF, Anthony Lake.
La brecha digital
El acceso a internet es muy desigual entre los jóvenes del mundo: 346 millones (el 29%) siguen desconectados. África es el continente con el índice más alto de jóvenes sin acceso a la tecnología digital (tres de cada cinco), mientras que en Europa es tan solo uno de cada 25.
La brecha digital ahonda en otras diferencias económicas, lo que desfavorece todavía más a los jóvenes en contextos de pobreza, marginación o conflicto. Estos pierden oportunidades de aprendizaje y acceso a información, tan necesarias para aquellos que viven en comunidades remotas o cuando hay una crisis humanitaria.
Así es el día a día de Ali Amine, un joven de 18 años que tuvo que abandonar su hogar y ahora vive en el campo de refugiados de Danamadja, en Chad: “No tengo teléfono y echo de menos mi Facebook. En Danamadja, estamos en una caja cerrada. Sin internet, el mundo de afuera avanza, pero nosotros nos quedamos atrás” .
Las consecuencias van más allá de la falta de acceso a la red: aquellos que no aprenden a usar las nuevas tecnologías o no hablan idiomas minoritarios están peor situados a la hora de encontrar trabajo o de acceder a información relevante en línea.
Por razones socioeconómicas y culturales, las niñas de países en vías de desarrollo son las más afectadas por la brecha digital. En la India, por ejemplo, tan solo el 29% de todos los usuarios de internet son mujeres.
La digitalización puede contribuir positivamente al desarrollo de los jóvenes más favorecidos de varias maneras, destaca el informe:
• Permite a los jóvenes discapacitados conectarse con sus amigos y tomar decisiones por si mismos.
• Facilita el acceso a la educación de niños en áreas remotas o marginadas.
• Ayuda a los niños migrantes a seguir rutas seguras y a comunicarse con sus familias.
• Refuerza el compromiso cívico de los jóvenes y la inclusión social.
• Puede contribuir a reducir la pobreza sistémica.
El lado oscuro de internet
En los países de rentas más elevadas, la frontera entre el mundo digital y el físico es cada vez más borrosa. En Estados Unidos, el 92% de los jóvenes entre 13 y 17 años se conectan diariamente a la red. El auge de los teléfonos celulares ha facilitado su conexión constante desde cualquier lugar, permitiendo que los jóvenes se conecten de forma más privada y sin supervisión.
En internet, los niños pueden acceder fácilmente a contenidos inadecuados para ellos, como imágenes violentas o pornográficas, explica el informe. Otra gran preocupación es la intimidad: padres e hijos a menudo no son conscientes de los grandes riesgos que supone compartir datos personales en la red.
Las redes sociales y los juegos virtuales exponen a los menores a la amenaza de acosadores, traficantes y otras personas que quieran hacerles daño. Además, en el mundo digital los acosadores gozan de mayor anonimidad.
La internet profunda (Deep Web), donde se comparte todo tipo de contenidos que no son accesibles a través de los buscadores como Google, se ha convertido en un refugio para los abusadores de menores. El reporte destaca que cada vez es más común la transmisión en vivo de abusos a menores y el uso de criptomonedas como BitCoin para realizar estas actividades criminales, lo que obstaculiza la posibilidad de perseguir a los abusadores.
El estudio revela otro dato importante: 9 de cada 10 sitios web de abuso sexual infantil están alojados en Canadá, Estados Unidos, Francia, Países Bajos y Rusia.