Eduard Ribas.- La Paz (México) (EFEVERDE).- El Archipiélago de Espíritu Santo, en el estado mexicano de Baja California Sur, es un área protegida que cautiva a los visitantes por su rica biodiversidad, lo que hace de él una de las joyas del Golfo de California, conocido como «el acuario del mundo».
Este parque, ubicado en el noroeste del país, es visitado por un número creciente de usuarios, principalmente turistas, quienes realizan actividades basadas en la naturaleza como el buceo, la pesca deportiva o la navegación.
El parque nacional Archipiélago de Espíritu Santo alberga, tanto en sus islas e islotes como en su área marina adyacente, un número elevado de especies de flora y fauna, con más de 200 tipos de plantas y 70 animales.
“Es un ejemplo de conservación a nivel mundial. No porque lo digamos nosotros, sino porque logramos todos los estándares de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), que otorga un premio por el buen manejo de los ecosistemas”, dijo a Efe la directora del Parque, Irma González.
La zona del Golfo de California, con más de 900 islas e islotes de origen volcánico, es conocida como el “acuario del mundo” porque se encuentran prácticamente todas las especies de tortugas, ballenas y peces, así como una gran cantidad de aves, contó González, quien explicó que su conservación es posible gracias a las numerosas áreas protegidas de la región.
Entre ellos, destaca el Archipiélago de Espíritu Santo, protegido por ley desde el 2007, donde es posible encontrar una importante colonia de lobos marinos, tiburones martillo y mantarrayas que sorprenden con sus saltos fuera del agua.
“En diez años hemos alcanzado logros muy importantes, como tener la colonia de lobos marinos con mayor éxito reproductivo, con 550 ejemplares en perfecto estado”, dijo González, que también destacó las importantes anidaciones de pelícanos y gaviotas.
Durante esta década, los responsables del archipiélago han detectado un aumento de número y tamaño de los ejemplares que habitan en la zona, por lo que sostienen que es “un ejemplo viviente de la buena conservación de México con los ecosistemas”.