188 días sin competir por lesión en el ATP World Tour sirvieron para que Novak Djokovic fortaleciera su espíritu, se reinventara y se alejara del ruido para encontrar perspectiva. Este martes en su regreso se vio una versión mejorada de aquel que se retiró en los cuartos de final de Wimbledon 2017 (p. con Berdych). No solo por el resultado avasallante ante el norteamericano Donald Young (6-1, 6-2, 6-4). Si no por sus maneras.

El serbio de 30 años transmitió tranquilidad y buscó la victoria con un ritmo sosegado, sin desesperarse por culpa del perfeccionismo de otros tiempos, sin celebraciones desmesuradas. Con temperancia, al fin y al cabo. Un año atrás en Melbourne solo reflejaba angustia, desespero, autocrítica e incomodidad enfrentando a su verdugo Denis Istomin en segunda ronda. Este martes los aficionados de la Margaret Court vieron a un Djokovic distinto.

“Es emocionante estar aquí otra vez. No hay mejor lugar para volver a comenzar que en Australia luego de seis meses de lesión. Amo competir en este torneo”, aseguró Djokovic antes de explicar el beneficio de su ostracismo. “Usé este tiempo para compartir más con mi familia, me convertí en padre por segunda vez, eso fue una bendición. Y tuve tiempo para reflexionar sobre mi vida, sobre mi juego”.

El preclasificado No. 14, además, estrenó oficialmente a su equipo integrado por Andre Agassi y el recién retirado Radek Stepanek. Entre ambos le sugirieron cambiar la técnica del servicio y esa fue otra de las cosas nuevas que mostró en su regreso. Una ligera modificación en el movimiento antes de conectar la bola y un calentador de brazo que popularizó Milos Raonic en nuestro deporte.

Todo para evitar desgaste en su codo derecho. El ademán lo hizo ver cómodo, descansado y sin peso en sus hombros. Ante Young solo perdió 16 puntos de 50 con su servicio y solo sufrió una ruptura en todo el partido. Sus golpes de fondo, por su parte, siguieron igual de amenazantes y precisos. Su versatilidad tampoco sufrió modificaciones. Conectó dejadas, globos, cambió de ritmo, sorprendió con 33 tiros ganadores. Por eso generó 25 oportunidades de quiebre al resto (concretó seis).

Solo tuvo un par de fallos que denotaron falta de ritmo de competencia. En realidad muy pocos para haber estado seis meses por fuera. Nada pudo evitar que en 1h52m, ‘Nole’ avanzara por duodécimo año seguido a segunda ronda en Melbourne Park. En la siguiente instancia buscará el triunfo No. 60 de su carrera en el Abierto de Australia. Para eso tendrá que superar al ganador del duelo entre el francés Gael Monfils y el español Jaume Munar. Si sigue así de liviano, no es descabellado pensar que puede emular los regresos de Federer y Nadal en Australia 2017.

 

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