Federer comienza hoy su 303ª semana en el No. 1 del Ranking ATP a los 36 años de edad, más de 14 años después de ascender por primera vez a la cumbre del circuito.
Hace diez años, durante sus 237 semanas consecutivas en el No. 1, Federer remarcó con total contundencia su intención de “jugar varias generaciones como [Andre] Agassi o [Jimmy] Connors”. Un objetivo muy encomiable, pero la realidad es que cuando Federer fue sometido a una operación en la rodilla y anunció un 26 de julio de 2016 que estaría seis meses de baja, pocos podrían haber previsto que el suizo volvería a reescribir la historia y romper una lista innumerable de récords en el Ranking ATP.
Su regreso a la cima del tenis profesional masculino por primera vez desde el 4 de noviembre de 2012, un récord de cinco años y 106 días después, arrancó hace poco más de 13 meses como No. 17 del Ranking ATP bajo la tutela de Severin Luthi, su entrenador desde 2008, y el ex No. 3 del mundo Ivan Ljubicic. Como su propósito era jugar hasta bien entrados los 30, Federer necesitó reducir su calendario para poder desarrollar su increíble ética de trabajo. Su equipo se ocupó de ayudar a mantener la concentración para prolongar su carrera hasta una edad en la que la fatiga y el hartazgo de viajar y entrenar podrían ser una distracción.
Hoy, en su 21ª temporada como profesional, con 97 trofeos, Federer ha eclipsado a Agassi -entonces con 33 años en septiembre de 2003- en ser el No. 1 más veterano de la historia y con ello, proporciona inspiración a aquellos que se marcan un objetivo sin que importe la edad. Desde que Federer fue No. 1 por primera vez hace 14 años y 17 días, ha redefinido qué es ser un gran tenista pero también un gran deportista.
Tras lograr su corona No. 20 de Grand Slam el pasado mes en el Abierto de Australia, Federer desveló por qué sigue jugando a tenis. “Al final es poder ver a mis padres [Robert y Lynette] sentirse orgullosos y felices de lo que hago”, dijo Federer. “Disfruto viniendo a los torneos. Me hace feliz y me dan ganas de jugar mejor”.
“Por supuesto está mi mujer [Mirka], que hace que todo esto sea posible. Sin su apoyo hubiera dejado de jugar a tenis hace años. Tuvimos una conversación muy honesta hace años, quería saber si ella era feliz haciendo esto o no. Me alegra que sea un apoyo tan grande y siempre está dispuesta a asumir el trabajo con los niños… Esta vida no hubiera funcionado si ella hubiera dicho ‘No’”.
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