Por qué amar las frutas y verduras de aspecto feo es bueno para el medio ambiente, la economía y un mundo con #HambreCero

¿Te comerías una zanahoria como la de arriba? ¿Qué pasa si ayudó a combatir el cambio climático? Entre el 25% y el 30 % de las zanahorias no llegan a las tiendas debido a motivos estéticos o a su forma irregular. ©Ralu Cohn/shutterstock.com

A menudo se dice que la belleza está en el ojo del observador. Pero cuando se trata de frutas y hortalizas, un tercio de ellas nunca llegan a los estantes de nuestra tienda de comestibles porque son rechazadas en su camino desde la granja al consumidor. Si bien los supermercados juegan un papel importante en este proceso, también nosotros debemos hacer examen de conciencia. ¿Elegiríamos una manzana de forma ovalada de color mate o preferimos la brillante y perfectamente redondeada? Una de ellas sin duda saldría mejor en una foto de Instagram, pero al final, ambas resultarán igual de buenas y saciarán nuestro apetito.

815 millones de personas pasan hambre a diario, mientras que en el mundo se desperdician o pierden un tercio de los alimentos que se producen. En el caso de las frutas y hortalizas, se descarta cerca de la mitad (un 45%). En un planeta afectado por eventos meteorológicos extremos y cambio climático, aprovechar las frutas feas no es solo una cuestión de ética, sino de recursos. Para producir los alimentos que desechamos se utilizan valiosos recursos naturales: 13 litros de agua para obtener un tomate o 50 litros para producir una naranja. También hacen falta semillas, tierra, el trabajo de los agricultores e incluso el combustible usado para transportar los alimentos. Todos estos recursos se pierden cuando se pierde el fruto de estos trabajos.

El desperdicio puede ocurrir de muchas maneras y en muchas etapas diferentes de la cadena de valor. Escuchemos las historias de una zanahoria, un plátano y una papa.

Historia de la zanahoria

Una zanahoria se enfrenta a menudo a muchos obstáculos, incluso antes de llegar a la tienda. Debe pasar los estrictos requisitos que los supermercados tienen para sus frutas y hortalizas. A veces, las zanahorias deben pasar por máquinas con sensores fotográficos que las analizan en busca de defectos estéticos. Si están ligeramente curvadas, no son de color naranja brillante, tienen una mancha o están partidas, se descartan al montón destinado a pienso para el ganado. En total, alrededor del 25-30% de las zanahorias, no llega a la tienda de comestibles debido a defectos físicos o estéticos. En los mercados o en la venta directa en granjas, las zanahorias pueden eludir algunas de las rigurosas normas sobre estética que tienen los supermercados, pero ¿comprarías una zanahoria de aspecto no tradicional?

Izda: ¿Cuál elegirías? Al escoger frutas y verduras imperfectas o más maduras, nosotros, como consumidores, podemos ayudar a aprovechar todos los recursos destinados a alimentarnos. ©saiko3p/shutterstock.com
Dcha: Si aprendemos a amar las frutas y verduras feas, podríamos aprovechar parte de los alimentos que se desperdician tan solo por su aspecto. ©Ekaterina Matronitckaia/shutterstock.com

Historia del banano

Los bananos son una fruta particularmente frágil. Incluso si llegan a los supermercados o mercados, la forma en que se apilan o en que se han empaquetado pueden dañar este delicado producto. El manejo de los bananos puede afectar negativamente su apariencia y puede hacer que la fruta se eche a perder más rápidamente. Los consumidores no están dispuestos normalmente a comprar productos que estén demasiado maduros, blandos, descoloridos o dañados. Un consejo para ti: si piensas comer la fruta en el mismo día, compra las que ya están maduras. Si nadie las elige, terminarán en la basura en lugar del estómago de alguien.

“Todo tiene belleza, pero no todo el mundo la ve” – Confucio

Historia de la papa

Algunos alimentos, como las papas, se pierden o se desperdician cuando se procesan para obtener otros tipos de productos. Por ejemplo, las papas destinadas a convertirse en papas fritas se pueden desperdiciar en la etapa cuando se cortan en tiras. Estas tiras se rompen fácilmente durante el procesado y envasado. Las partes rotas a menudo se desechan porque, por lo general, es más barato descartarlas que volver a utilizarlas. Otras papas que se dañan durante la fase de carga o transporte quedan excluidas incluso antes de llegar a la planta de envasado. El desarrollo de mercados para productos “de estándares más bajos”  -como las papas rotas, que siguen resultando inocuas para el consumo, nutritivas y saben bien-, sería una forma de reducir el desperdicio o las pérdidas de alimentos causadas por errores en el procesado, envasado o transporte.

¿Sabías que hacen falta 50 litros de agua para producir una naranja? 815 millones de personas pasan hambre en el mundo, y el cambio climático está fa cada vez más a la agricultura. Aprovechar las frutas y verduras con mal aspecto no es solo una cuestión de ética, sino de aprovechar recursos. @Jiang Hongyan/shutterstock.com

La mayor parte de este desperdicio es evitable. Elegir productos de mal aspecto, almacenar las frutas y hortalizas de forma adecuada y comer lo que ya tenemos en el refrigerador antes de lo que acabamos de comprar, son solo algunas de las cosas que podemos hacer en nuestra vida diaria para crear un mundo con #HambreCero y combatir el cambio climático. Hazle un hueco en tu corazón a las frutas feas, para que llenen estómagos y no los vertederos.

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