Un guión perfecto. En el paraíso del tenis. Ante el No. 1 del Ranking ATP en una batalla épica en la que tuvo que salvar tres (¡tres!) puntos de partido. Juan Martín del Potro logró hoy su primer ATP World Tour Masters 1000 en el BNP Paribas Open y lo hizo con todas las de ley y por todo lo alto: venciendo al cinco veces campeón Roger Federer, actual No. 1 del mundo, el mismo hombre que no había perdido en todo 2018. El argentino supo recomponerse a tiempo y tras dos horas y 42 minutos de combate sin cuartel, se impuso por 6-4, 6-7(8) y 7-6(2).
A la cuarta fue la vencida para el jugador de Tandil, quien tras caer en Montreal 2009 (p. ante Murray), Indian Wells 2013 (p. ante Nadal) y Shanghái 2013 (p. ante Djokovic), consiguió el tan ansiado Masters 1000. Su segundo título en importancia tras el US Open de 2009. Y los dos trofeos, ante el mismo jugador: Federer. Aunque el suizo sigue dominando el FedEx ATP Head2Head (18-7), es Del Potro quien domina por 4-2 el cara a cara de finales entre ambos.
Del Potro se convierte en el primer argentino en lograr el prestigioso título de Indian Wells (desde 1976) en una semana en la que ha superado la barrera de los 400 triunfos y ha dejado (de momento) en 11 la racha de victorias consecutivas y dos títulos seguidos en Acapulco e Indian Wells. O lo que es lo mismo, 1500 puntos.
El primer quiebre del encuentro llegó cuando el parcial rozaba el cuarto de hora. Del Potro aprovechó la primera oportunidad que dispuso para hacerse con el break, atacando el segundo servicio del suizo. Desde el fondo de la pista, Del Potro dominó los intercambios y se hizo más fuerte cuanto más lejos de la red estuvo. En 34 minutos, con ese único quiebre, el argentino se hacía con el primer set: 10 golpes ganadores por tan solo 3 errores no forzados ante un Federer que dejó su contador a 0. Firmó 11 golpes ganadores pero sumó el mismo número de errores no forzados.
El segundo set empezó con opciones de quiebre para Del Potro, pero esta vez Federer le negó la oportunidad de escaparse en el marcador. El parcial, muy parejo, llegó al undécimo juego, cuando Del Potro dudó por primera vez en todo el encuentro y concedió sus primeras bolas de break, que además significaban dos bolas de set para el suizo. Primero con un derechazo y después forzando el error de ru rival, el argentino salvó ambas. Con total resiliencia.
El set llegó a su punto álgido: la muerte súbita. El momento clave. El desempate en sí fue un thriller en el que Federer danzó hasta el 6-3, Del Potro regresó de sus cenizas salvando cuatro puntos de set más hasta poner el 7-7 y hacerse con punto de campeonato. De nuevo volvió el suizo para negarle esa opción y en su séptima oportunidad, en su séptima vida, igualó el encuentro.
El tercer y definitivo set fue una demostración de resistencia de ambos jugadores, que no quisieron dar una grieta a su rival. Los ocho primeros juegos transitaron con Federer y Del Potro amarrando sus servicios con decisión y compostura, entrando en la fase decisiva del campeonato con nervios de acero. ¿Quién pestañearía? ¿Quién dudaría por un segundo? De nuevo, como en la segunda manga, la tensión y electricidad fueron in crescendo. Primero quebró Federer -su primer break en todo el partido-, momento que pareció decisivo pues el suizo serviría por el triunfo. Pero eso no entraba en el guion de Del Potro, que tras salvar tres puntos de partido, quebró a su rival para poner el 5-5. Las pulsaciones se disparaban a ambos lados de la red.
Como no podía ser de otra manera, el título se decidió en una muerte súbita. Todo o nada. La gloria para un solo jugador tras una batalla entre dos gladiadores. La fe inquebrantable de Del Potro tuvo sus frutos, pues en un despliegue de poderío en el tie-break, resucitó para reinar en el paraíso.
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