En América del Sur se está perdiendo biodiversidad por la deforestación, la explotación minera y el tráfico de algunas especies, asegura el médico y naturalista asturiano José María Fernández Díaz-Formentí, estudioso y conocedor de Los Andes y la Amazonía, lugares a los que lleva viajando desde los quince años de edad.
“Llevo cuarenta años estudiando sus culturas y su naturaleza, de ahí viene mi vínculo con Latinoamérica, que sigo manteniendo”, explica Díaz-Formentí, quien compagina la medicina y su amor por la naturaleza con la fotografía de biodiversidad, de la cual posee un amplio archivo de fotos.
Biodiversidad en peligro en América del Sur
Fernández Díaz-Formentí (Gijón, 1963) ha viajado al subcontinente americano desde 1979, cuando ganó una beca para visitar Perú y donde participó en un concurso de televisión con el tema de los incas, lo que le permitió ampliar aún más sus conocimientos.
Este periplo le vinculó definitivamente con los países de América del Sur, pero fue también la música andina uno de acicates que ha unido a este estomatólogo asturiano con Los Andes y la Amazonía cuya biodiversidad conoce muy bien.
En sus recorridos por Los Andes y la Amazonía peruana, boliviana, ecuatoriana, colombiana y brasileña ha podido observar cómo la deforestación, la minería y el tráfico de especies están deterioriando la biodiversidad.
“Cada viaje a la Amazonía es para un naturalista un constante bullir de experiencias, de vida, de sorpresas” y “es raro que un científico no salga de allí aportando nuevas especies a la ciencia”.
En Brasil, “la deforestación es muy agresiva, y a pesar de la presencia de grupos ecologistas y conservacionistas, no capté en la población una conciencia sobre el tema”, sostiene.
Detectar los daños de la deforestación en la Amazonía brasileña es muy fácil, solo con entrar en Google Earth y ver la destrucción en el estado de Rondonia (norte).
“Cuando uno mira ese mapa, Rondonia es un conjunto de peines a lo largo y transversales a noventa grados, y, además, se distingue muy bien dónde está la frontera con Bolivia, porque a partir de la frontera boliviana está la vegetación natural”.
Hay la sensación en la población de que aquel lugar es interminable y que no pasa nada con cortar unos cuantos árboles, porque el país es gigantesco y la selva es enorme”, lamenta.
En Ecuador, Perú y Bolivia “hay más contestación social”, sostiene, pero, asegura, que “lógicamente siempre hay un ten con ten, hay intereses económicos y a veces vínculos políticos para echar a andar macroproyectos medioambientalmente impactantes”.
Proyecto en el Parque Nacional Madidi
Hay cosas que “asustan mucho”, como en Bolivia, un antiguo proyecto para inundar el Parque Nacional Madidi, que junto con el fronterizo Parque Nacional Manu Tambopata, en Perú, constituyen “probablemente el lugar con más biodiversidad del planeta”.
“Es un antiguo proyecto que el presidente boliviano, Evo Morales, está dispuesto a echar adelante con el cierre de una garganta natural llamada ‘El Bala‘, por la que pasa un río a lo largo de un cordal montañoso, al cerrar ahí, el propio cordal hace de presa”.
Si no se ha desarrollado todavía, “es porque la presión de las comunidades indígenas es muy importante, y es una de las paradojas de Morales, porque proclama mucho indigenismo, mucho respeto de la Pachamama (Madre Tierra) pero la quiere ahogar”.
“Hace dos años que estuve en Madidi y había mucho pesimismo en la población porque al parecer había ya firmado el contrato con empresas de China”, asegura.
Caza clandestina del jaguar
Pero, además, dice que le están llegando “constantemente mensajes desde Bolivia hablándome de que se están cazando jaguares de forma clandestina para obtener los colmillos y exportarlos a China, precisamente por mafias chinas que están en el país a raíz de estas obras”.
“Es una cadena de desastres”, manifiesta, y no pierde la esperanza de que se consiga frenar, porque hay “mucha presión por parte de instituciones internacionales importantes que están intentando evitar esa barbaridad”.
Asegura que una forma de presionar para parar este tipo de megaproyectos es “dándolos a conocer y abochornando a las instituciones y políticos o empresas que quieren participar en esos actos”.
Pero afortunadamente, la Amazonía es” muy grande y quedan parches de selva en muy buen estado donde cabe esperar que el equilibrio de animales es bueno, pero otras muchas especies están muy amenazadas y en retroceso verdadero”.
El jaguar es una de esas “especies en peligro, a nivel global no está en peligro de extinción, pero a nivel regional sí lo está”, asegura este médico apasionado de esta especie desde niño cuando leía libros de flora y fauna y no se perdía los programas de Félix Rodríguez de la Fuente en la televisión.
En el norte de Argentina, en muchas zonas de Bolivia, en Brasil hay zonas donde había jaguar y está dejando de haberlo, sostiene, y añade que en cada país hay lugares donde hace 30 o 40 años había jaguar, pero su población está retrocediendo.
Explica que el jaguar es una especie que indica bastante bien que el equilibrio de la naturaleza “está muy compensado”.
“Hace mucho tiempo que se sabe que cuando va desapareciendo un gran depredador como el jaguar, empiezan a proliferar pequeños depredadores como los coatíes, o animales más pequeños que se comen muchas nidadas de aves, pollos, entre otros”.
Donde ha desaparecido el jaguar, “se cae la biodiversidad en picado, empieza a haber muchas menos aves, por ejemplo, y las especies a las que el jaguar tenía un poco a raya ocupan su nicho.
Esa es la importancia del jaguar “como marcador de una zona”, dice Fernández Días-Formentí.
Nutria gigante, monos, colibríes
Otra especie que está en peligro es la nutria gigante del Amazonas, “que desapareció en muchas zonas de la cuenca amazónica porque se caza por su piel, y hoy está en peligro en toda la cuenca del Amazonas, aunque es visible en el Pantanal de Brasil y en algunas zonas de parques naturales, pero de forma aislada”.
Otras especies en peligro son algunos monos, y algunas especies de aves muy vinculadas a zonas pequeñas, las mismas que corren riesgo de extinción cuando se altera su hábitat.
Es el caso del colibríes que viven en valles muy concretos de pie de monte de Los Andes, “pero que a lo mejor han desaparecido del valle de al lado por la alteración de sus espacios”, explica el naturalista asturiano.
Los Andes
“En Los Andes el impacto es la minería”, dice, aunque en su área “se encuentran muchos parques naturales”.
Es una zona geográfica que tienen “una historia muy larga, donde la vegetación lleva muchos años, desde la época precolombina, alterada”.
Es la cordillera más larga del mundo con 7.000 kilómetros de longitud y atraviesa muchos paralelos de la Tierra, de ahí que “te encuentras un montón de ecosistemas y biodiversidad a lo largo de su recorrido, desde las zonas subtropicales, en Colombia, hasta Tierra de Fuego, en Argentina”.
A pesar de que la presión humana durante tantos siglos se hace notar, Los Andes siguen “conservando muchísima riqueza natural”.
Hay zonas que han sufrido por el cultivo agrícola durante varios siglos, las infraestructuras, la minería, “pero las amenazas que pueda tener ahora mismo la naturaleza de Los Andes son cuantitativamente menor que el ritmo que está sufriendo la Amazonía“.
Bosques nubosos
Preguntado sobre una zona que más le llame la atención, dice que “es complicado escoger una zona concreta de Los Andes por su gran vegetación”, sin embargo, asegura que las áreas que más le gustan son donde se juntan la Amazonía y Los Andes, donde la Amazonía trepa por las laderas de Los Andes, “ahí se crean los llamado bosques nubosos o nublados, porque suelen estar en ambiente neblinoso”.
En esas zonas es donde “hay la mayor biodiversidad del subcontinente. Hay una riqueza muy amplia de orquídeas, colibríes, helechos, musgos, los árboles están cubiertas de plantas epífitas, bromelias, es increíble”.
Conservación de la biodiversidad
Reconoce que “el mundo occidental debe involucrarse más en conservar todo esto”, porque “aquí vivimos muy bien”, pero allí hay mucha gente con muchas necesidades de infraestructuras, sanidad y educación” y “pedirles que no toquen nada a cambio de nada y dejar que su gente siga en condiciones de precariedad y de pobreza, no es fácil”.
Una gran desconocida
Fernández Díaz-Formentí dice que a pesar de toda esa riqueza cultural y de biodiversidad, “curiosamente América, y más concretamente América del Sur, es una gran desconocida en España y en Asturias en particular”, lamenta.
Por ello, ha puesto en marcha junto a otras personas la “Asociación de Estudios Americanos del Principado de Asturias, para dar a conocer América en nuestra región”.
“Saben mucho más en Francia sobre América del Sur que en España”, señala, y añade que las asociaciones culturales francesas allí “son increíbles”, mientras “aquí es como que no va con nosotros el tema”.
Esta situación le ha llevado a colaborar en la escritura de algunos libros sobre América del Sur, y escribir varios sobre su Asturias natal, de la que conoce también su biodiversidad en profundidad.
Además, ha realizado colaboraciones con la Unesco, cubriendo zonas declaradas Patrimonio de la Humanidad, “lo que me permitió seguir viajando allí durante muchos años y por mi cuenta para visitar zonas que me interesaban personalmente”.
Actualmente, tras un viaje el pasado verano a Ecuador, se encuentra preparando un libro sobre el explorador asturiano Gonzalo Díaz de Pineda, un pionero en el descubrimiento de la Amazonía en busca del país de la canela. EFEverde