Segundo set del partido. Sirve Martin Klizan con 5-4 para ganar la manga, alargar el partido y, de paso, impedir que siga en curso el récord de sets de Rafa Nadal, que ya es de 42 sin perder desde los cuartos de final de Roma en 2017. El juego es muy igualado y el eslovaco llega al momento cumbre con ventaja para lograr el 6-4. Nadal está en apuros.
Hasta tres veces el sorprendente verdugo de Novak Djokovic ha dispuesto de pelotas para llegar al 6-4 con el que soñaba, pero en las tres ocasiones tenía enfrente a un jugador con una mentalidad de hierro que no iba a ceder así como así la posibilidad de alargar ese récord fabuloso de sets.
Nadal ha salvado las tres pelotas con todos los recursos físicos y técnicos a su alcance y a la primera de que ha disfrutado ha empatado a cinco para luego llegar con ventaja al 6-5 y rematar el partido con un espectacular break que sellaba el 7-5 definitivo. Se había defendido con uñas y dientes.
En la primera manga, toda la emoción de ese final apasionante se había convertido en un monólogo del campeón balear, que arrasó a su rival con un 6-0 implacable.
“He empezado bien –ha comentado Nadal tras el partido-. El cometía errores sobre todo con su revés y yo, la verdad, me sentía muy bien”. Luego, en el segundo, he estado mal y horroroso con el servicio. El me ha jugado muy agresivo y me ha incomodado bastante con los palos constantes que metía y que podían ir cruzados o paralelos, algo imprevisible y que me ha desconcertado bastante. Me ha costado, pero lo importante era no fallar”.
Nadal llega un año más a la penúltima ronda de su torneo, en el que aspira a coronarse por undécima vez campeón. Enfrente tendrá al belga David Goffin o a su compatriota Roberto Bautista. A los dos les ha batido dos veces y sabe bien cómo hacerlo una tercera.
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