En su primer Grand Slam tras un parón de seis meses, Santiago Giraldo ha jugado tal y como se lo propuso al regresar. Sintiendo de nuevo el impulso, teniendo un propósito libre de complejidad: jugar de nuevo y ser feliz.

El colombiano superó con autoridad a Simone Bolelli por 6-0 y 6-2 y logró así la plaza que le da acceso al cuadro final de Roland Garros. “Estoy muy contento. Hacía ocho meses que no jugaba en tierra y me he encontrado muy bien. Ahora toca disfrutar un poco de lo logrado, mantener el nivel y mejorarlo”, explicó tras el triunfo.

Su regreso a la competición también ha ido marcado con reencuentros que le han revitalizado. Giraldo trabaja de nuevo con su técnico de toda la vida, Felipe Berón. Y también a su herramienta de trabajo, la raqueta con la mejor se había sentido.

Lo curioso es que hasta su llegada a París, el colombiano no decidió definitivamente volver a esa extensión de su mano.

“Llevo ocho días jugando con esta raqueta. Es cierto que había jugado toda la vida con ella pero en 2015 la dejé y ahora he vuelto a jugar con la misma. Se ha hecho todo a mi manera, haciendo muchas pruebas y decidí tomar de nuevo esta raqueta y ha ido muy bien”.

“Soy un jugador particular”, fotografió Giraldo. “A mí me gusta probar las cosas. Soy de los que tiene que vivir las cosas y experimentarlas para tener claro en mi cabeza cómo son. Había jugado toda la vida con esta raqueta y el ‘reencuentro’ ha sido fácil porque es la raqueta que más tiempo me había acompañado”.

Dedicarse tiempo a sí mismo ha resultado ser la mejor decisión que Giraldo pudo tomar.

“Estoy contento. Decidí volver y lo hice para estar tranquilo y feliz en la pista. Si yo consigo estar así, para mí es un gusto volver a jugar al tenis. Disfrutándolo y tratando de mantener el nivel. Son 12 main draws seguidos en Roland Garros y para mí es una motivación grande. Siento orgullo de poder decirlo y además lo hago con buenas sensaciones”.

Y es que en París, Giraldo tiene ángel. Su compañera de viaje, la misma a la que le dedicó la victoria y el pase al cuadro final. “Es un angelito que me está acompañando a mí y a mi equipo”.

 

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