Mientras todos estaban emocionados por empezar un negocio agrícola, ¿a quién se le ocurriría desafiar esa certeza, ahorrar para comprar 30 hectáreas, dedicarse a plantar árboles y alimentarse con emparedados de plátano?
A Antonio Vicente.
Cuando empecé a plantar, la gente me decía: No vas a poder comer las semillas porque la planta tarda 20 años en dar frutos.
Cuenta Vicente, en UNA entrevista para la BBC.
En 1973, cuando tenía 40 años, Vicente compró un terreno a 200 kilómetros de Sao Paulo, Brasil, y no tenía ni un solo árbol.
Mientras todos sus vecinos despejaban la tierra para cultivar (el gobierno militar ofrecía facilidades de crédito para invertir en tecnología agrícola), él hacía todo lo contrario. Su idea era exactamente la opuesta.
También en Ecoosfera
Un hombre (solo) recupera 20 mil m2 de vegetación en BrasilSofía Gatica, la mujer que desterró a Monsanto de Maldivas argentinas
Hoy su terreno tiene cerca de 50,000 árboles y consiguió crear un bosque lluvioso tropical que sirve como hogar para tucanes, todo tipo de aves, roedores, ardilllas, zarigüeyas y hasta jabalíes.
En un momento terminé viviendo bajo un árbol porque no podía pagar la renta. Me bañaba en el río y viví abajo del árbol rodeado de zorros y ratas. Juntando muchas hojas me hice una cama y dormía allí, pero nunca tuve hambre. Comía sándwiches de banana de desayuno, almuerzo y cena.
Criado en una familia de campesinos, Vicente veía con preocupación cómo la expansión de los campos destruía los bosques y la flora y fauna local, y cómo la falta de árboles afectaba los recursos hídricos.
Yo pensé: el agua es valiosa, nadie fabrica agua y la población no deja de crecer. ¿Qué va a pasar? Nos quedaremos sin agua.
Gracias a su idea han regresado los cursos de agua; cuando compró el terreno sólo había una fuente, y actualmente hay alrededor de 20.
Video 360: entra en la selva que creó Antonio Vicente
Cuando tenía 14 años, Vicente se mudó a la ciudad, donde trabajó como herrero. Con lo que reunió pudo comprar 30 hectáreas en una región de montañas bajas, cerca de San Francisco Xavier, una localidad de aproximadamente 5,000 habitantes.
Antonio Vicente o la ventaja de ir en contra de la corriente
Vicente iba en contra de su tiempo y de lo que sucedía alrededor. Lo que aparentaba ser la mejor opción (invertir en agricultura), para él no resultaba lógica.
Y en efecto, durante los últimos 30 años en que reforestó su terreno, cerca de 18,300 hectáreas de bosque atlántico en Sao Paulo fueron deforestadas para dar lugar a la agricultura.
Según la Fundación Bosque Atlántico SOS y el Instituto Nacional de Brasil para la Investigación Espacial (INPE), el Bosque Atlántico cubría originalmente 69% del estado de Sao Paulo. Hoy en día, sólo queda el 14%.
Y lamentablemente, el problema sigue avanzando. Entre agosto del 2015 y julio del 2016, por ejemplo, se destruyeron 8,000 hectáreas de selva.
Esto representa un 29% más que el año anterior y el nivel más elevado desde el 2008, según el INPE.
Habrá que empezar a ahorrar y aprender a hacer emparedados de plátano.