Antecedentes
Reconociendo que la desertificación y la sequía son problemas de dimensión mundial, dado que afectan a todas las regiones del mundo, y que es preciso que la comunidad internacional tome medidas concertadas para luchar contra la desertificación y la sequía, en particular en África, la Asamblea General declaró el 17 de junio el Día Mundial para Combatir la Desertificación y la Sequía, a través de su resolución A/RES/49/115 aprobada en diciembre 1994.
El propósito de este día es concienciar acerca de la degradación de la tierra y promover la aplicación de la Convención de las Naciones Unidas para Combatir la Desertificación . Con el fin de maximizar el impacto de la celebración, la secretaría de la Convención invita a todos los países y las organizaciones internacionales, no gubernamentales y de la sociedad civil, entre otros actores, a sensibilizar sobre las cuestiones relacionadas con la tierra y educar a la población acerca de métodos efectivos para neutralizar la degradación de la tierra mediante la publicación y la difusión de documentales, la organización de conferencias, mesas redondas, seminarios y exposiciones sobre la cooperación internacional para combatir la desertificación y los efectos de la sequía.
La fecha elegida, el 17 de junio, coincide con la aprobación por la Asamblea General de la Convención para Combatir la Desertificación, el único acuerdo internacional legalmente vinculante que relaciona el medio ambiente y el desarrollo con la gestión sostenible de la tierra. Trata específicamente las zonas secas (áridas, semiáridas y subhúmedas secas) donde habitan las personas y los ecosistemas más vulnerables del planeta.
Los 195 Estados Parte de la Convención colaboran para mejorar las condiciones de vida de los habitantes de esas regiones, mantener y restaurar la productividad del suelo y la tierra, así como mitigar los efectos de la sequía. El enfoque de la Convención fomenta la participación a nivel local para combatir la desertificación y la degradación de la tierra. La secretaría facilita la cooperación entre los países en vías de desarrollo y los desarrollados, en particular, en la transferencia de conocimiento y tecnología para la gestión sostenible de la tierra.
Dada la estrecha interrelación de las dinámicas de la tierra, el clima y la biodiversidad, la Convención para Combatir la Desertificación colabora con las otras dos Convenciones de Río, la Convención sobre la Diversidad Biológica y Convención Marco sobre el Cambio Climático con el fin de abordar estos complejos desafíos de manera integral y haciendo el mejor uso posible de los recursos naturales.