Quien lo vive es quien lo goza, reza el lema que cautiva a los ciudadanos locales y extranjeros para asistir a los Carnavales de Barranquilla. Desde este jueves 19 de julio, la capital del Atlántico, esta Barranquilla nuestra, la del “cógela suave”, la que no se estresa, la que vive alegre, ha comenzado a celebrar unos Carnavales diferentes.
Vivimos una fiesta única, histórica, que Barranquilla sólo ha vivido una vez, allá por 1946. Y que hoy ha comenzado a celebrar “con todos los juguetes”, con sus ídolos, Shakira, Paulina Vega, Helmut Bellingrodt, Edgar Rentería, Checo Acosta. Unos Carnavales del Deporte, en unos escenarios que no había tenido nunca, y que el distrito ha construido a través del alcalde Alejandro Char y la colaboración impagable de sus ciudadanos, de la Gobernación de Eduardo Verano, del apoyo del Comité Olímpico Colombiano de Baltazar Medina y de Coldeportes que dirige Clara Luz Roldán.
Estos Juegos Centroamericanos y del Caribe dejarán un valioso legado para Barranquilla, que no solo serán los escenarios deportivos de alta categoría construidos, ni la maravillosa ceremonia inaugural que preparó el equipo de Víctor Ariza. También tendrá una herencia visible en la infraestructura vial, en esos arroyos canalizados, en la mejora de los parques, en la cantidad de puestos trabajos directos e indirectos creados.
Todo esto exhibe una ciudad exportable, una marca y una ventana que se abre no solo al resto de Colombia sino también al mundo reflejando una Barranquilla dinámica, progresista, en plena ebullición, con deseos de recibir con los brazos abiertos a nuevos empresarios y especialmente al turismo de otros mundos.
Gocemos esta fiesta, como gozamos los carnavales. Ofrezcamos nuestra hospitalidad y alegría a todos los visitantes con la cara de domingo que cada día tenemos. Es nuestra ciudad, en la que nacimos, la que nos gusta, la que no cambiaríamos por nada, la que nos cautiva, la que nos enamora, y en la que los profesionales y voluntarios que trabajan en la organización de estos Juegos vamos a vivir una experiencia personal inolvidable, mágico, como la foto del compañero Luis Miguel Charris que ilustra esta página.