Sus papás, Damián y Dolores, ambos representantes Olímpicos de remo, la concibieron antes de competir en Sydney 2000. Fue su madre la que, un día antes de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos en la capital australiana, dio a luz a Sol Ordas.

Este miércoles 10 de octubre, casi 18 años después, la gran esperanza del remo argentino hizo historia en Puerto Madero. El mediodía del Parque Urbano fue testigo de la primera medalla dorada para un atleta local. Con el Puente de la Mujer como testigo, la argentina transitó los 500 metros requeridos en la final en un tiempo de 1:43.81.

“Agradezco a todos los que vinieron a alentarnos. Después del puente me dejé llevar por la gente, no pensé más nada”, confesó entre sonrisas.

Sol Ordas hizo historia con la primera medalla de oro para Argentina. (Foto: Agustín Marcarian/Buenos Aires 2018)

También destacó el esfuerzo que significó el trabajo conjunto durante cuatro años para llegar a Buenos Aires 2018 junto al resto del equipo argentino de remo Olímpico.

“Cuando me veo con esto colgado, me doy cuenta que vale todos esos días que a veces te levantás y querés irte con tus amigas o quedarte en casa descansando», agregó la nacida en San Nicolás, que comenzó a remar a los 12 años

“Desde ayer que no puedo dejar de llorar por los chicos y ahora por mí. Antes de que larguen no podía creer que ya está terminando esto, hace cuatro años empezamos”, recordó Sol. Martín Cambareri, el Director Técnico Nacional de Remo resaltó el apoyo recibido y agradeció al Ente Nacional de Alto Rendimiento. Definió el resultado como “la clara muestra de que con trabajo se pueden conseguir las cosas”.

El podio del single junior femenino con el Puente de la Mujer en Puerto Madero. (Foto: Agustín Marcarian/Buenos Aires 2018)

El equipo argentino también lo conforman Tomás Herrera y Felipe Modarelli, ganadores de la medalla de bronce en la prueba de par sin timonel. Una gran amistad une a los tres. “Con los chicos somos como hermanos, llevamos mucho tiempo juntos preparándonos para esto», destacó la ganadora.

Tomás, “El Tucu”, como le dicen, agregó: “Entrenamos un montón de tiempo fuera de nuestra casa y lejos de la gente que nos quiere. Esto es el premio. Valió la pena porque yo no perdí nada. Me imagino dentro de 40 años, cuando vea la medalla en un cajón y piense en todo lo que entrené”.

Ordas, una remera con un futuro promisorio. (Foto: Agustín Marcarian/Buenos Aires 2018)

La ceremonia de premiación estuvo marcada por un estruendoso aliento de un grupo de argentinos que contaba con Modarelli a la cabeza. Con el torso al descubierto y sujetado de la tribuna itinerante ubicada a orillas del dique, su disfónica voz lideró el canto por su país y por su compañera.

“Mi medalla también me puso contento, pero la de Sol la podés festejar más porque es de otra. Es del equipo y es de Argentina”, concluyó.

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